Tierra mojada de Manuel Júlvez

 



 

 

Sinopsis

 

“Valero, Valerico", lo llamaba su hermana cuando era niño, cuando todo parecía fácil y sencillo. Hasta que la vida gira y te golpea sin avisar, como la coz de una mula. El joven pastor, curtido por la dureza de un mundo que no hace concesiones a los débiles, se enfrentará a lo real. A aquello para lo que nadie te prepara. Tierra Mojada entrelaza la historia de una España decadente con lo de uno de los miles de jóvenes enviados a las guerras de Ultramar. Conocerá el dolor, la miseria; se enfrentará a lo más oscuro del corazón humano, el amor, el compañerismo, la lealtad y el sacrificio. De la vida en su más descarnada y, a la vez, emocionante faz. Desde la España rural, pasando por la Zaragoza de finales del XIX hasta la pequeña y mítica iglesia de Baler, en Filipinas, Manuel Júlvez narra con prosa ágil, detallista y vibrante, el viaje iniciático de un joven pastor. La búsqueda de la esencia de una infancia perdida y la de un ideal que torna en lo más real y terrible, pero también en lo más apasionante, todo ello contado magistralmente en una historia que, junto a protagonista, muestra la fuerza y valor de las mujeres que, desde su infancia, le transmitieron el coraje para resistir.

 

Opinión

 


«Los vivos son más peligrosos que los muertos y que la noche alberga más soledad que fantasmas».

 

Es su primera novela, es lo único que sabía cuando me adentré en la lectura. No leo sinopsis ni reseñas de nadie hasta que no he terminado. No puedo etiquetar esta novela, etiquetar no me gusta nada, me encuentro una parte costumbrista, otra intimista y una histórica, pero también es una novela romántica. Solo me gustan las etiquetas cuando sirven para curar enfermedades, aquí, limitan el abanico de los lectores.

                Me gusta esa memoria que Manuel recupera de nuestro mundo rural, la vida alrededor del pueblo, de los rebaños, esa España que se queda vacía. Recupera las enseñanzas que se trasmitieron de padres a hijos, en Tomás y Valero, las reflexiones de la gente acostumbrada a aguardar pacientemente, porque el campo es paciencia y horas, y Manuel da un valor incalculable a la memoria de nuestros abuelos, reconoce su riqueza a lo largo de todas sus páginas a través de distintos personajes, destaco al maestro y al viejo chino.

Una cultura, un patrimonio, un modo de vida, un ambiente diferente al de las grandes ciudades, veremos el contraste que descubre Valero a su llegada a Zaragoza.

Los personajes evolucionan a lo largo de la historia, no se trata de ponerles una cicatriza en la cara o cambiarles de ropa ni un cambio en sus circunstancias, que las de Valero giran una y otra moldeando al adulto que será. Son modificaciones sustanciales en su personalidad, en la madurez de sus actos y en la contundencia de sus decisiones, que dan paso a la estabilidad. Valero niño es curioso, quiere descubrir mundo, ir a estudiar fuera, tiene miedos que impulsan sus miedos. El adolescente tiene su primera muesca en su memoria, Juana le empuja a ser adulto antes de tiempo, le priva de lo que conoce, la muerte de su padre es el detonante que le arranca de sus raíces. Se nos presenta un joven comprometido con las relaciones y las tareas, para él lo importante son las personas y ser fiel a sus principios y si estos se deben romper que sea porque chocan con el primero. Y en seis años, Valero ya no es el mismo, ha vivido más que otros niños que no salieron del pueblo, más que su propio hermano Julián, tiene toda una vida vivida y ahora solo desea una cosa, se rodea de tranquilidad y seguridad, pero en el lugar que le pertenece.

 

Gracias a Pepa Locura de Libros por este descubrimiento, a Manuel Júlvez por su historia y cariño.








Comentarios

Entradas populares