La tita de Rafaela Lorca

 

Almudena Montiel, la mirada de aquella niña traspasaba la portada y la pantalla de mi e-book, su historia la he recomendado cientos de veces y con La tita haré lo mismo. Así conocí a Rafaela y empezó una relación consumada, hace unos meses, cuando me pidió ser su lectora cero. No creo que haya mayor honor para un lector, el que un escritor confíe en su criterio para su obra. Mil gracias, solo con eso me sentí recompensada. Pero al recibir y tener el libro entre las manos, me sentí parte de ella, parte de la vida de tía Lina.

¿Por qué leer La tita?

A través de la literatura se representa a las personas, se nos acercan, parece que cuesta expresar los pensamientos y emociones de personajes con discapacidad. No hay muchas novelas con protagonistas como la tía Lina. Rafaela Lorca ha conseguido con esta preciosa historia hacernos más cercano un grupo muy marginal, en un tiempo donde algunos fueron tratados peor que las bestias, la hermana de Lina la acoge en su familia.

Las personas con discapacidad quedaron relegadas a vivir y relacionarse únicamente dentro de su ámbito privado, permaneciendo encerrados en sus casas durante largos periodos de tiempo, discriminados social e institucionalmente. Estigmatizadas. Muchas no eran consideradas como personas, algunos encadenados en cobertizos y sótanos, porque eran una vergüenza para la familia, sin educar ni sociabilizar. No hablamos de hace siglos, hablamos de la posguerra y la dictadura, pero la suerte de tía Lina fue muy diferente.

La tita es una novela que narra la historia de una familia con un miembro peculiar y especial, con discapacidad intelectual, un desarrollo atípico de la inteligencia a muy corta edad. Una novela entrañable, emotiva, con un carácter nostálgico, para reír con escenas delirantes y llorar sin disimulo al final de la obra cuando te das cuenta que tía Lina se ha colado en tu vida con sus frases y manías.

Es imposible leer esta novela y quedar indiferente ante algunas anécdotas, ante escenas que parecen extrañas, pero son de una lógica aplastante y simple.

La tita