Los días del abandono de Elena Ferrante

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#Pág220

 

 

Sinopsis

 

 

 

Todo cambia en la vida de Olga cuando, después de quince años de matrimonio, Mario la abandona por una jovencita. Sola con sus dos hijos, el mundo en apariencia perfecto de la mujer se desmorona. Atrapada entre las cuatro paredes del piso que antes llamaba hogar, Olga no duerme, no come y casi no se reconoce: quien está al otro lado del espejo cuando se mira por la mañana es una mujer que ha perdido todos sus atributos y tendrá que buscar otras palabras que la definan y le permitan seguir adelante.

Leyendo Los días del abandono nos convertimos en testigos de una caída libre hacia la desolación, un lugar donde ya nada tiene sentido, pero como en todos los buenos libros, también en este «thriller del alma» cabe la sorpresa, y el abandono puede abrir puertas que antes eran muros.

 

 

 


 

Opinión

 

«¿Cómo era capaz de dejarme sola, derrotada, mirando con lupa año tras año nuestra vida en común?»

 

Las preguntas sin repuestas, en qué me he equivocado, qué hice mal, Olga no valora en ningún momento que la culpa pueda ser de Mario, ¿por qué? Volveremos a este detalle más adelante, pero sí, en esto hay algo nocivo, porque Mario se acerca a ella tras una cena normal y le dice que la abandona, sin más explicaciones, es más, se va con lo puesto, ella JUSTIFICA este acto, ha tenido otros, los llama “súbitos vacíos de sentido”. Olga, justifica y busca en ella el error, ¿qué hay detrás? Volveré. Ahora vamos al eje de la novela.

                Una ruptura sin explicación, uno de los actos más viles y crueles que se puede cometer, privar a la persona con la que has compartido quince años de tu vida de un correcto duelo, porque esto es un duelo, la muerte de una relación, y Mario priva a Olga de la elaboración de este duelo que él tiene más que estudiado y visualizado. Pero hace algo más, daña a Olga, su autoestima, daña brutalmente a la mujer que trabajó para que él estudiara, que sacrificó su vida profesional, mejor o peor, para que él la desarrollara, es la mujer que le dio dos hijos y que mantuvo un hogar.

                Sí, Olga es una mujer rota, porque tiene una relación mal resuelta, una historia sin final, donde no se sabe gestionar todo lo que esa herida produce, la sensación de abandono, el miedo, la culpa, luego llega el rencor, la desconfianza y la ira, porque no se puede uno incapacitar cuando hay niños por medio y hay que acudir a emociones más activas que la pena, la culpa y el miedo.

                La historia continúa, al mes aparece Mario, con su magnificencia y tachando de histérica a Olga, que roza la locura porque su mundo desapareció sin estar preparada, nos va narrando detalles, desde su punto de vista, descubriéndonos matices de Mario que ella no ve, pero nosotros retenemos, porque nosotros valoramos su relación fríamente, ella no. Olga no asume el final, al no existir una explicación clara, intentará infructuosamente retomar la relación donde se dejó, lo que deriva en ansiedad, desesperación y en la imposibilidad de cerrar capítulo.

 

                Una novela estupenda para hablar sobre las rupturas sin explicación, cierto que Mario no está obligado, pero existe algo que se llama sentido ético, el respeto moral y afectivo, pero eso exige algo que este hombre no tiene y es madurez y valor. ¿Qué perfil representa Mario? Por desgracia esta es la historia de muchas mujeres, de millones, y como en cualquier duelo no existe un tiempo de recuperación, al final no queda otra que asumir la separación sin explicación, y por delante hay mucho trabajo para gestionar el dolor y la ira.  

 

 


Muy recomendable.

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