Vladimir de Leticia Martin

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#PremioLumen2023

Pág 171

 


 

Sinopsis

 

Guinea ve truncada su carrera como profesora en una universidad de Estados Unidos tras salir a la luz su relación con un alumno mucho más joven que ella. Huyendo del escándalo y en busca de una nueva vida llega al aeropuerto de Buenos Aires, donde descubre que se ha producido un apagón general. Con el teléfono sin red, es incapaz de localizar su destino. Un hombre inquietantemente amable la conduce por la ciudad y le propone alojarse con él y con su hijo adolescente, Vladimir, mientras continúe la situación. Sin combustible ni alimentos, la calle se vuelve un escenario peligroso: todos contra todos. Sin embargo, la mayor violencia late invisible dentro de la casa donde los tres conviven junto a dos perros. Guinea y Vladimir sienten pronto una complicidad que los enfrenta al padre. Otra vez un deseo turbio que ordena y produce el caos, un deseo más fuerte que la sangre y el amor.

 


Opinión

 

«Hay que vivir en paz y tener el estómago lleno para poder ensayar pensamientos y ponerlos en un papel»

 

¿Estamos preparados para vivir sin electricidad? El 16 de junio de 2019, Argentina se sume en la oscuridad, “el apagón del siglo” lo llamaron, 50 millones de personas afectadas, entre ellas Leticia Martin, en ese preciso momento, ante el caos que supone que nos priven de nuestro talón de Aquiles, porque somos totalmente dependientes de la luz, Leticia tuvo la primera pieza de su novela, la segunda, la cultivaba desde hace años, apasionada de la novela Lolita, de sus luces y sombras, pero no se trataba de escribir lo mismo, sino de poner el foco en la mujer y su deseo. Esto son los ingredientes de una novela que nos dejará puntos de debate y de reflexión.

                Se hablará mucho de la sexualidad de la mujer, de Lolita, pero yo pongo el foco en los mundos distópicos. Antes podían parecer más increíbles, ahora, tras la pandemia, lo veo posible. Empieza a acuñarse un término, metadistopía, nos acercamos peligrosamente a la realidad. El mundo de hoy nos mantiene en estado de alarma constante, con esa sensación de que algo va a suceder, y tras leer esta novela, y preguntarme muchas de las cosas que la propia protagonista hace, puedo asegurar que yo no estoy preparada para vivir sin electricidad.

                Una historia contada desde la visión de Guinea, no hay más información ni más descripciones que la que ellas nos ofrece, lo cual limita nuestra información y nos sume en el mismo desconcierto que a ella. Tendremos que gestionar la incertidumbre, pensar si lo que nos narra es tal y como sucede, ¿es Vladimir un niño maduro y provocador?

Una historia sencilla, fluida, pero no carente de miga.

                  







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