Félix de Azúa
Hi
Tal día como hoy…
… 30 de abril de 1944 en
Barcelona, nació #FélizdeArzúa.
Es un poeta, ensayista y escritor
español vinculado a la Generación de 1968, Doctor en Filosofía y miembro de la
Real Academia Española.
Historia de un idiota contado
por él mismo. 1986.
El protagonista de esta novela es
un idiota del siglo XX. De la segunda mitad del siglo XX, para ser más exactos;
lo que conlleva un grado superior y más concentrado de idiotez.
Nació con una sonrisa
insoportable en el rostro, un signo de vileza, describe. Se sintió obligado, a
causa de esta sonrisa perenne, a simular felicidad, una especie de fortaleza
contra el mundo, una herramienta para sobrevivir, pero ojo, la cantidad justa,
el exceso es malinterpretado tanto o más que el defecto de ella, como aprende
en ese internado, «¡¡No les interesaba nada de nada que FUERAMOS niños!!».
Víctima de la
insensatez zoológica de la segunda posguerra europea, nuestro personaje se
empeña en una afanosa investigación de la felicidad, que le conduce
inexorablemente a la ruina. Nadie osa ya negar que la causa eficiente de la
actual acefalia planetaria haya sido la abrumadora oferta de felicidad
aparecida a lo largo de los últimos cuarenta años. En medio siglo ha habido
mercado para la felicidad por valor de diez o doce mil años. El protagonista de
este relato puede ser considerado un perfecto contemporáneo justamente en ese
sentido. Es un hombre monotemático: sólo le importa la felicidad. No se trata tanto
del humor ante la pena y la desgracia, no, es la felicidad en sí. La novela es
una crítica mordaz a la sociedad de consumo y a los valores materialistas. Azúa
cuestiona la idea de que la felicidad se pueda comprar o alcanzar a través del
éxito social.
Este
personaje idiota, no lo es tanto, el segundo descubrimiento que hace en su
infancia y mantiene casi como ley, no enfermar, porque en esa debilidad que da
la enfermedad, se aprovechan otros para reducirte a escombros. «Hay que sonreír
y estar sanos, a un acosta de la salud». Es un personaje complejo y
contradictorio, toma decisiones absurdas y sufre las consecuencias.
No es un estilo que haya disfrutado,
su sarcasmo, a veces me costó interpretarlo, es un reto, pero reconozco que su
invitación a reflexionar sobre la conducta humana y la sociedad, Sí, su ironía
y el humor negro por parte de Azúa para retratar la absurdez de la sociedad
contemporánea y la búsqueda incesante de la felicidad, me animó a seguir
leyendo.
¡Feliz lectura!
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