Los restos de David Refoyo

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Sinopsis

Tras muchos años consagrándose como poeta, David Refoyo nos brinda una novela íntima y fraternal, escrita con ese lenguaje tan bello propio de la poesía. En Los Restos se entremezclan los recuerdos de su protagonista con el deseo de cumplir la última voluntad de su abuelo. Sin pretenderlo este libro se convierte en un diario a varias voces, donde algunos enfrentan la soledad del mundo rural y otro anhelan volver a una vida más sencilla, sin prisas, sin ruido. Los Restos no es solo una historia. Es la necesidad de volver a casa, de parar y respirar de nuevo.



 

Impresiones

 

«Un idioma ajeno es limitante»

Cumplir la última voluntad del abuelo se convierte para el protagonista de esta historia en una valoración de su historia, la de su abuelo y su existencia, ¿qué está haciendo con su vida? El deseo del abuelo de regresar a su tierra natal, de ser enterrado con sus viejos amigos, enfrentará a su nieto con su abuela, sus tías y su madre, «Fueron incapaces de proyectar un duelo a más de cien kilómetros de distancia…». Me encanta como lo cuenta, lo que no me gusta es como repite una y otra vez la misma idea, es como si escribiera fragmentos de este diario entre muchos días de diferencia y se olvidase que ya lo contó antes. «En los momentos difíciles es cuando calamos a las personas».

 

«La imagen que tenemos de nosotros mismos está relacionado con la capacidad de autoengañarnos»

 

El duelo, la herencia, las relaciones familiares, la vida rural «Si algo aprendí de la vida rural es a tener paciencia», el tiempo no corre igual en un pueblo que en la ciudad, una autoengaño porque los segundos y minutos son los mismo, pero tomamos conciencia de la ausencia de velocidad, muchas veces me pregunto que piensa el pastor de mi pueblo cuando esta seis horas diarias con las ovejas por el monte, no lleva radio, no lleva un libro, en qué mata ese tiempo de soledad y silencio, qué observa, qué aprende, acaso vive menos estresado que yo, menos preocupado o idealizo esa vida, como se idealiza lo que no se conoce, porque si hay algo sacrificado es el campo, los animales comen todos los días del año, no entienden de vacaciones ni fines de semana, las huertas, los frutales, los campos de cereales necesitan cuidados y mantenimiento todos los días del año, tampoco entienden de vacaciones ni fines de semana. David Refoyo escribe sobre el estrés de la ciudad, la búsqueda de la identidad, son algunos de los temas que trata el autor en esta obra, como también de los despatriados, del desarraigo, la amistad. Siempre he pensado que lo ideal es una mezcla de los dos, vivir en el campo y teletrabajar.

 

«Los restos son aquello que queda cuando no hay nada más…». Estoy de acuerdo con el autor, nunca estamos preparados para lidiar con la muerte y el desasosiego que nos genera, ese vacío que no se llena, esa ausencia que no se recupera. Reconozco que no empaticé con el protagonista, hay deseo de cumplir con la última voluntad del abuelo, de contarme sus recuerdos con él…, pero no capto sentimiento, es muy raro, lo sé, pero lo siento frío y lejano. No me gustó que no ayudase a su prima Magda, sí, cuenta que se le fue la mano con el alcohol, pero lo veo muy de fachada, lo dice, vive mucho de cara a la galería, a su buenismo, ¿por qué su posición es la correcta y la de su madre no? ¿Se nos olvidó que su abuelo no era tan fabuloso ni tan bueno? ¿Cuáles son las heridas de sus tías y su abuela? «La nostalgia es la peor forma de estar en el mundo…»

Aborda temas como el duelo, las herencias, la familia, la mistad y el sentido de vida. Cumplir con la última voluntad del abuelo es una barrera emocional que le enfrentará con la familia. En algunos momentos, la repetición de idea, me dio la sensación en el texto de lentitud, entiendo por otro lado que sea el pensamiento recurrente del protagonista, hasta que no entierre a su abuelo en su pueblo natal, junto a sus amigos, seguirá abierto ese duelo. En los momentos difíciles calamos a las personas, él lo dice por los otros, pero se retrata a sí mismo con su prima Magda, la percepción que tiene otros de mí, que tengo yo mismo, frente a la realidad es un tema que le preocupa y le ocupa en varias ocasiones, esa búsqueda de identidad. Me gusta la idealización que hace de la vida rural, soy de pueblo, sé lo sacrificada que es y como los de ciudad no se empapan de su crudeza, esa visión romántica que deja de lado las plagas en los cultivos, las enfermedades del ganado, las inundaciones, los incendios, las heladas, las granizadas… y un largo etcétera.

            Es una novela íntima que no he disfrutado, el protagonista me pareció muy impostado, frío y lejano, y en este tipo de lecturas empatizar es fundamental. Una novela que invita a la reflexión sobre el desarraigo, la familia, y la búsqueda de autenticidad en un mundo que idealiza ciertas formas de vida. Aunque no me atrapó emocionalmente, sí me llevó a importantes cuestionamientos sobre la sociedad y la condición humana.

 

¡Feliz lectura!

 


Autor

David Refoyo nació en Zamora en 1983. Es publicista. Ha publicado las novelas 25 centímetros (DVD Ediciones, 2010) y El día después (Ediciones Lupercalia, 2014), y los poemarios Odio (La Bella Varsovia, 2011), amor.txt (La Bella Varsovia, 2014), Donde la ebriedad (La Bella Varsovia, 2017), El fondo del cubo (Visor, 2020; accésit del XXX Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma y finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2021) y Redención (La Bella Varsovia, 2022). Lidera el proyecto Refoyo y SusHijas, donde combina spoken word, música y audiovisuales. Es miembro del Seminario Permanente Claudio Rodríguez y forma parte del comité organizador de PoetiZa, festival poético de Zamora. Colabora esporádicamente en diferentes medios de comunicación.

 

 

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