La historia de Horacio de Tomás González

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Edita #SextoPiso

 

Sinopsis

La historia de Horacio abarca su historia y la de todo lo que lo rodea:  su mujer y sus seis niñas, un único hijo malencarado y grosero, cuñadas por doquier, un hermano escritor y otro comerciante, un cuñado médico, dos vacas y los terneros que crecen dentro de ellas, los naranjos de su finca –que dan sombra a un Volkswagen de dudoso pasado pero adquirido legítimamente– y las docenas de antigüedades cuidadosamente guardadas, algunas de ellas auténticas obras de arte y todas muy. valiosas para él solo por el hecho de pertenecerle. Mientras la vida les sucede con rotundo e inevitable humor a estos personajes conmovedores, Horacio enfrenta sus últimos días con serenidad, ironía y una vitalidad que se resiste a lo que le depara el destino.

En este relato desbordante de vitalidad, desde el principio hasta el irreversible final, están presentes el poder de la naturaleza y la fuerza de unas relaciones familiares que todo lo superan. Tomás González, con su prosa depurada y precisa, construye una novela brillante sobre el apego a los objetos, los vínculos personales, los cuerpos y la tierra.  La historia de Horacio es una celebración callada de lo que se va y de lo que queda, un retrato íntimo del tiempo que pasa y de la obstinada necesidad de vivir con plenitud incluso en la despedida.




Impresiones



Repito autor, creo que eso dice lo suficiente. Primero estaba el mar fue la primera novela que leí de él, me gustó muchísimo cómo creo la atmosfera a lo largo de la novela, y aquí ha vuelto a sorprenderme. Esa noche de tormenta donde al doctor Francisco Eladio se le confirma que las cosas nunca vienen solas, ese aguacero, el sonido de los truenos, la asfixia en casa Liliana, el apuñalamiento, la vaca que sufre…, oprime, estás deseando que las horas pasen deprisa, la muerte planea por sus cabezas, por las nuestras, ¡guauuu! Duele el parto de la vaca, cada contracción, da igual que sea una vaca, se siente propio, eso es maestría. También me sobrecoge el retrato que hace del fracaso humano, Horacio es una buena persona, pero no camina por el sendero del sentido común, compra antigüedades que no vende, apuesta en carreras de caballos, lo hace sabiendo que Álvaro o Elías le prestarán para pagar la luz o el colegio de los niños. El infierno que todos ellos esconden dentro de sí mismos, el dolor, me encanta como perfila ese comportamiento humano tan ilógico. ¡Ay, el vosvovaguen!, como lo llama Ariel, no pocos quebraderos de cabeza le traen a Horacio, pero sigue empeñado, como con las vacas, aunque no soporte el sufrimiento que padecen…




            Teje la historia desde las primeras páginas, por eso me frustré tanto en el metro cuando inicié su lectura, sé que es un autor que hila fino y se me escapaban detalles. Un autor que no elige las palabras al tuntún, crea tensión y conflicto.  

«La vida es un hilo continuo cuyo principio y fin son ignotos, punto».

            Te encariñas con cada personaje, principal o no, de todos terminas sabiendo algo que une lazos, la muerte siempre planea sobre ellos, la muerte como punto de inflexión, como principio y fin. Unidos. Un consejo entre líneas, «… Elías le aconsejó que viviera bien cada segundo, que cuando leyera el periódico solo leyera el periódico y no pensara en nada más, que se mantuviera enteramente presente en cada instante y no moriría jamás».

            ¿Por qué Horacio sueña con la muerte, por qué se sueña con la perdida de los dientes? Habría que analizar más, pero aquí me inclinaría por la ansiedad, el estrés, la falta de control, necesitan un cambio ya. Es triste lo que nos cuenta sin señalarlo, todo cambio surge tras una tragedia, fijaos en la vida de Elías, dice en un momento, «Ciertas cosas que hasta entonces fueron importantes —el que se le reconociera como el gran escritor que era, por ejemplo, o su odio por el genocida Ospina Pérez— se empequeñecieron como por arte de magia, mientras otras también importantes, se aclararon y agrandaron como el agua cuando se le asientan las impurezas», sufría mucho por eso y aquello, hasta que su hijo Ramiro le dice que tiene leucemia. Todo es tan relativo.




 

La maestría de este autor colombiano es indiscutible, la creación de atmósferas opresivas y perfiles complejos, la complejidad del comportamiento humano en novela. ¿Qué explora el autor? Leí Primero estaba el mar y ahora esta, puntos en común, aparte de los mencionados, la exploración del fracaso de los sueños humanos y lo inevitable que es el destino. El lugar geográfico para sus historias es fundamental, no elegidos al azar, es activo y opresivo, peligroso, salvaje, en la novela anterior, era la selva y el mar, aquí es la tormenta, la catalizadora de mi tensión y mis resoplidos ante lo inevitable, el aguacero, la asfixia de esa mujer moribunda, los mugidos de la vaca, los truenos, la sangre…, oprime, me oprime, personajes y lectores bajo la intemperie. La tragedia siempre acelerada por esa falta de sentido común, o no, el apego de Horacio a objetos que no vende, a sus apuestas, a su coche, ¿por qué no toma decisiones financieras lógicas? Ese caos y esas deudas que lo devoran por dentro. ¿La muerte puede actuar como catalizador para recuperar la cordura? Qué frágil es nuestra existencia, ahí pone el dedo Tomás González.   

 

¡Feliz lectura!


El fondo que elegí para estas fotos con el libro, Fundación Juan March nació en 1955 con la finalidad de fomentar la cultura en España. 





Órgano de Eusebio Sempere 





Lugar de encuentros VI de Eduardo Chillida:






Castilla de Gustavo Torner:





Almudena de Miguel Ortiz Berrocal:

 

 


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