Psicoliteratura

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“Cuando leemos con todos los sentidos puestos, no solo analizamos al personaje, nos analizamos a nosotros mismos”

 

El termino existe, pero no es académicamente reconocido, todo se andará pequeños amantes de la psicología y la literatura. Es a lo que me dedico desde hace muchos, muchos años, cada vez se va usando más, análisis en personajes de papel, toda una terapia y trabajo terapéutico. Donde la mente, las emociones, los conflictos internos y los procesos inconscientes se convierten en el eje de la creación literaria o de su análisis. Cada escritor deja su mente en el papel, cuando no lo hace la novela es más plana que el encefalograma de un muerto. Pero ojito, la escritura no solo puede expresar, explorar o transformar la vida psíquica del autor, también del lector cuando se sumerge en sus páginas, quien ha leído conmigo lo sabe. Por si os interesa Biblioterapia, no es otra cosa que una lectura guiada, para promover el pensamiento crítico, la reflexión y el bienestar.

            En psicoanálisis se analizan los textos literarios como expresión simbólica del inconsciente del autor. No sé si lo sabéis, pero Freud analizó Edipo Rey de Sófocles y la Hamlet de Shakespeare. Jung, de mis preferidos, habló largo y tendidos de los arquetipos en las novelas.

           

 

Muchos autores proyectan sus conflictos internos en sus personajes de papel, ¿es esa realidad la que convierte una novela en atemporal? Lo que siempre busco, que el autor profundice en el mundo interior de los personajes, que explore los traumas, sueños, deseos, pulsiones y las contradicciones morales, ojito con el lenguaje, se nota cuando alguien escribe sobre lo que sabe, cuando escribe de oídas, priorizar las emociones y los conflictos internos, para mí, todo esto tiene un valor terapéutico, largo de explicar. Hace unos años me dijo una madre, la literatura ha sido la mejor medicina para mi hijo, sustituyó el diván por la librería. Y es cierto, cuando leemos con todos los sentidos puestos, no solo analizamos al personaje, nos analizamos a nosotros mismos. Os voy a poner algunas de mis novelas preferidas y lo vamos viendo.

 

Virginia Woolf, como no se trata de perfiles, daré unas pequeñas pinceladas, cada lectura creo que esta desarrollada en mi blog, si no es así, ya tienes trabajo. Sufría de alucinaciones auditivas y de una extrema sensibilidad, ¿PAS? No puedo asegurarlo. En general sus personajes dejan ver mucho de ella, pero hay uno que me atrapó, Septimus Warren Swith, sufría estrés postraumático y tenía alucinaciones, estoy hablando de La señora Dalloway.

Sylvia Plath, sufría de depresión y se dice, no se asegura, de bipolaridad. La campana de cristal he leído otras obras, pero como esta ninguna, ¿cómo es su personaje principal? Mejor ejemplo no creo que encontremos, pero continuemos.

Frank Kafka, ansiedad, fobia social, depresión, una relación nefasta con su padre. La metamorfosis, madre distante, padre autoritario, de lo mejor que he leído que mejor visualiza como un depresivo se siente extraño en su propio cuerpo.

Fiodor Dostoievski, epilepsia, sufrimiento psicológico, religioso y social. Sin ninguna duda, Crimen y castigo, la culpa, ese código moral, la presión que padece nuestro personaje, sobrecoge.

Ernest Hemingway, depresión, alcoholismo, antecedentes de suicidio, su padre y otros miembros de la familia, una gran carga psicológica. El viejo y el mar, la lucha solitaria de un viejo frente al mar, cuando te sientes solo ante las adversidades, cuando todos aquellos que un día estaban, hoy te ven como un extraño…

Tennessee Williams, sufría de depresión y alcoholemia, pero en él es relevante su padre, alcohólico y maltratador, y la figura de su hermana, Rose Williams, esquizofrénica y en aquel tiempo se pensaba que la lobotomización curaba la enfermedad, sobra ahondar más para comprender personajes como, Blanche Dubois de Un tranvía llamado deseo. El zoo de cristal, representa como los problemas mentales destrozan una familia, toda familia es un pequeño ecosistema, ¿sí o no?

Mary Shelley, en esta mujer hay una constante, la perdida, su padre, su padre y un largo etcétera de afecto, se ve en Mathilda pero sobre todo en su obra cumbre, Frankenstein, la obsesión por la creación, por la búsqueda del padre que te rechaza y se ausenta, dejándote sin afecto y sin nombre, huérfana por segunda vez, la culpa y la depresión.

Anne Sexton, depresión y episodios psicóticos, su psiquiatra le animaba a escribir como terapia, yo he leído Transformaciones.

¿Cómo acabaron muchos de estos autores? Nos da una visión de cuán importante son las enfermedades mentales.



Este mes de noviembre en los grupos de #psicoliteratura leeremos:


📌 HABITADA de Cristina Sánchez-Andrade










📌 Canto yo y la montaña baila de Irene Solà








¡Feliz lectura!

 

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