El palacio de la luna Weina Dai Randel

 

Sinopsis

 

La historia de la primera y única mujer emperatriz de China que gobernó en su propio nombre.

Para una mujer, el camino hacia el poder nunca es sencillo.

 

Año 631, quinto año de la dinastía Tang. Mei vive con su familia cuando su felicidad se ve completamente destruida y ella acaba en las dependencias del palacio imperial formando parte del ejército de concubinas.

 

Ahí aprenderá que en palacio hay muchos caminos para atrapar la atención del emperador. Algunas maquillan sus caras de blanco y se peinan con cuidado, con la esperanza de fascinarle con su belleza. Otras se presentan con fantásticos regalos, como colgantes de jade o rollos de caligrafía. Pero la joven e inteligente Mei será la única que conseguirá impresionar al emperador con las mismas cualidades que hacen de ella un personaje marginado entre las otras concubinas...

 

Y así comienza a destacar la primera y única mujer que llegó a ser emperatriz en la antigua China.

 

Opinión

 

Voy a empezar de lo peor a lo mejor. No leeré el segundo libro, La emperatriz de la luna, aunque verse sobre el personaje de Mei y continúe el hilo de la primera.

 

Soy adicta a las novelas de historia, fan de aprender sin ser consciente de ello y pienso que un buen libro de este género enseña más que muchos de texto. No conocía a la primera y única emperatriz de China, Mei, ni de dónde venía ni cuál fue su vida. Cuando elegí el libro lo hice por la portada, no leí la sinopsis, así que, cuando empecé mi sorpresa fue más que grata. Mi desconocimiento sobre las dinastías y periodos de la historia China es considerable y la curiosidad tras las primeras líneas, no voy a decir lo contrario, fue alta.

 

Que la autora ha realizado una ardua documentación para escribir esta novela, no lo discuto, hablamos del siglo VII, cuanto más lejos del presente, más trabajo de archivo. Según leí en una entrevista, diez años recopilando datos, y es cierto que llamó mi atención a la importancia que da a los distintos estamentos de la corte femenina del emperador, o su apretada agenda de relaciones sexuales y ciclos lunares. También hay descripciones de lugares al detalle, aunque luego pasa por alto otros que a mí me hubiese gustado que profundizara. La cotidianidad de las escenas, al principio sorprenden, luego por mí carácter, me aburren, no me gusta que me repitan la idea. Reproduce al detalle ceremonias y rituales, un realismo casi palpable, te mete de lleno en esa escena pausada con movimientos lentos y estudiados. Porque la lectura tiene un ritmo lento, como la vida de palacio y sus moradores.

 

Xu, Gema (que cayó en desgracia) y otras mujeres ponen la emoción en la obra con sus desconfianzas, traiciones, chantajes, extorsiones y secretos. Ellas esperan su turno para conocer al emperador y convertirse en la más deseada y, porque no, en emperatrices, esto significaría pasar a otro palacio más lujoso y con menos trabajo, porque ahora son esclavas con cama y comida escasa, bordando todo el día.

 

Es un estilo sencillo y esmerado, con un hilo directo cronológico. Que recrea al detalle la vida de palacio y las relaciones personales, pero me falta algo, una visión de lo mundano. Pasa en puntillas por la vida desgraciada de su hermanastro Qing, cuando su padre era un gran gobernador de prestigio, poder y riqueza, me da pequeñas pinceladas de su madre y sus hermanas, no me cuenta por qué se quedan sin nada tras la muerte del padre…, que sí que puedo imaginármelo, pero no puedes describirme al detalle cómo se hacen unas pantuflas de seda y se bordan con hilo de oro y no narrarme una visión de la vida de la que procede Mei.

 

Pero por mucho que me guste la historia, por mucho que me entretenga los ciclos lunares de trecientas mujeres, lo peor es que no empaticé con Mei, es un cuerpo que se deja llevar por la corriente, no siento su miedo, ni esa angustia ante la ausencia de su madre. Demasiada vida cotidiana, cuando lo que me gustan son las personas.

El palacio de la luna