El hijo del padre de Víctor del Árbol

 Hi



 







Sinopsis

 

¿Quién es Diego Martín? Ni siquiera él lo sabe. Un padre de familia, un esposo, un respetable profesor universitario. Uno de los hijos de la emigración de la España rural a la España industrial en los años sesenta. Alguien que se ha hecho a sí mismo renunciando a sus orígenes, a sus raíces. Y a la vez alguien incapaz de liberarse de ese pasado, de la sombra de su padre, del enfrentamiento ancestral entre la familia Patriota y la suya. Un hombre que se está convirtiendo en aquello que más odia.



El detonante es Martin Pearce, un seductor enfermero que cuida de su hermana Liria, ingresada desde hace años en un centro psiquiátrico. Martin, que de entrada parece un chico sensible, refinado y cautivado por la belleza, esconde otra cara que Diego descubrirá de la peor manera posible.



¿Qué hizo Martin Pearce para desatar a un Diego desconocido? ¿Qué ocurrió para que este rompiera con su familia y se enfrentara con todos ellos? Diego todavía recuerda ese pasado con la mirada del niño que fue y comprende que quizá ha llegado el momento de verlo con unos nuevos ojos.



¿Para qué necesitamos conocer la verdad sobre nosotros mismos si podemos escondernos en la mentira?


Opinión

 

Empiezo con una propuesta, si al final decidís leer esta novela, y os viene a bien comentarla conmigo, coged dos folios. En uno, id apuntado lo que os transmiten los personajes masculinos, luego en otro, los femeninos y al acabar decidme lo que veis.

 

Es una novela para diseccionar, sin prisa, reflexionando con cada personaje, de dónde viene, su trayectoria y qué decide. Da para un largo debate, que nos lo digan a Mónica y a mí que volaban los audios y los dejamos para preparar cenas.

 

Tres generaciones de una misma familia disfuncional. Quiero destacar lo que sabemos, el valor fundamental que tiene la familia para el desarrollo del niño, y no hay que ser una lumbrera ni estudiar cinco años de psicología para saber algo tan básico. Los primeros años de vida son importantísimos para la personalidad de el futuro adulto. Es nuestro apoyo y soporte emocional, el reflejo de lo que normalicemos y seremos.

Pero la familia de Diego está rodeada de conflictos y carencias, como cualquier niño en este entorno, siente la necesidad de huir. Un padre al que quiere, pero no parece estar presente en los momentos decisivos, sí en cuerpo, no en alma, y una niña convertida en madre con quince años, que descarga su frustración en castigos basados en la rabia y la ira extrema, desmedidos y desmesurados, haciendo que el hijo se vuelva o sumiso, como Gloria, o rebelde y agresivo, como Diego, pero también con baja autoestima, inseguros, como Octavio o Alberto, que desembocarán en problemas de drogadicción. Pero este tipo de familias tiene otro elemento, hijos con relaciones sexuales tempranas y dependencia, como Liria.

Diego sabe que se parece demasiado a su abuelo y a su padre, lo presiente, porque es un cobarde, y volveremos al final a esta idea. «Negarle a él, era negarme a mí» dice Diego, «Uno está ciego ante sus propios errores». En otro momento de la obra añade: «Tener familia propia que salvase de los errores cometidos por su padre y su abuelo», que nos está diciendo, en qué fallaron su abuelo y su padre, en la familia, en eso él tenía que destacar para ser diferente a ellos. Por eso esa agresividad ante la confesión de Rebeca, también él ha fallado y le acerca más a lo que tanto odia.

 

Es una historia dura, escrita sin artificios y ninguna floritura, directa y cruda, pero, sobre todo, realista. Me gustan Simón, Antonio y Diego, pero estos personajes no serían nada sin la figura  desdibujada de ellas en las sombras.

El atractivo de esta novela no es su ambientación histórica, no os quedéis con la guerra civil española, ni la División Azul en Rusia, ni la Segunda Guerra Mundial, no sería original ni extraordinaria su lectura, no cerréis tanto el cerco, arañad lo que verdaderamente el autor os quiere trasmitir, porque esta novela va de personas.

Las buenas decisiones se olvidan con facilidad, las malas pesan y entre ellas incluimos las que no tomamos por miedo, indecisión o agotamiento, estas últimas, nos pesan durante tiempo, porque, aunque creamos lo contrario, somos nuestros peores jueces. Las malas decisiones acarrean arrepentimientos, como Simón y Olga, o, Antonio y Manuel, pero también, angustia, frustración, como la madre de Diego y ese embarazo llevado a término… Reparar los daños es complicado y, muchas veces, se busca, sencillamente, salir del paso, no mirar no ver.

Y para terminar, tan larga exposición, un fragmento de la obra en la voz de Matteo:

Nos matamos porque nos lo ordenan y luego, matamos para que no nos maten, porque tenemos miedo, porque sentimos rabia, porque añoramos nuestro hogar. Hay quienes matan porque le gusta, porque el uniforme es bonito y las chicas les miran, porque pueden tomar lo que quieren si vas ganando...


  

 El hijo del padre

 

 

 

 

 

Comentarios

Entradas populares