Nuestra casa de Louise Candlish
Sinopsis
Durante una luminosa mañana en un
barrio acomodado del sur de Londres, una familia se muda a la casa que acaba de
comprar en Trinity Avenue. Nada extraño en eso. Excepto que es tu casa. Y
que no se la has vendido a nadie.
Bram y Fiona Lawson se acaban de
separar de forma civilizada y comparten, en turnos semanales, la custodia de
los dos hijos que tienen en común, además de la gran casa que compraron tiempo
atrás. Una mañana, Fiona se encuentra con un camión de mudanzas delante de
su propiedad: al parecer, una pareja acaba de comprar su casa. Imposible, ella
no la ha puesto a la venta.
Al mismo tiempo, Bram y sus hijos
han desaparecido sin dejar rastro y la única pregunta que obsesivamente
repiquetea en la mente de Fiona es: ¿por qué?
Opinión
No sigáis leyendo si lo tenéis en
mente, porque a partir de ya, esto es un spoiler total.
El mejor thriller del año. Eso reza
la pegatina dorada de la portada, bien visible, un reclamo para los que, como
yo, adoramos este género. Flaco favor porque ponen las expectativas muy altas
para quedarse luego en una novela mediocre y predecible.
Describe en pocas palabras esta
novela: no encontré el thriller psicológico. En definitiva, para que no paséis
al blog sino queréis: lineal sin tensión ni ritmo. Más claro imposible.
Teniendo en cuenta lo que yo entiendo por este género: suele centrarse en los estados emocionales y, la mayoría de las veces en su inestabilidad, aquí podía meter a Bram, marcada por algún misterio, suspense o terror, pero lo que le sucede es tan visible, él mismo lo narra, sabes que es un chantaje, cómo lo han hecho y lo que van hacer, no sé... Me falta la intriga, no hay misterio, suspense menos, ¿terror?, pues que queréis que os diga, al leer la escena de la carrera que echa con el Toyota, pensé en un accidente, que complicase aún más el tema con su ex, conducir borracho y sin carnet. Continúo.
Giros inesperados que sorprenden al lector, yo esto no lo vi ni en pintura, en cuanto apareció Toby, deduje quién era, la confirmación la pelea en la puerta de la casa. Cómo cuando Wendy se lo camela, ¡por favor, si hasta ese momento no había chicha, era evidente que esos personajes eran relevantes…!
Un ritmo acelerado, esto no lo pille, pasas y
pasas, y na de na. Se busca generar ansiedad al lector, en esto cumple, solo quería terminar la lectura para pasar a otro.
El título, Nuestra casa, creo que
sugiere bastante y esto, a veces es muy malo, porque te da un hilo grueso del
que tirar. El principio es interesante, empecé a especular, pensé que Fi sufría
algún trauma, olvidó que aquella no era su casa o su familia, a la que no
encuentra, no existía. Hacía poco que leí La mujer en la ventana y proyecté el
mismo planteamiento, pero aquí lo realmente importante era la casa. Y, además,
la escritora nos lo cuenta, un barrio humilde se convierte en el nuevo lugar de
moda para vivir, las casas triplican su valor, por lo tanto, la casa es el
centro de la historia. Ellos mismos saben que con su venta ganarán una millonada.
En el capítulo 20 tenía casi el
planteamiento. Primero pensé que los nuevos compradores eran los estafadores,
pero en el 22, se reveló el pastel. Y quedaba tajada todavía, por lo tanto, qué
me llevó a seguir, la LC, me lo paso genial con este grupo, y la relevancia de
la hora en la Historia de Fi. Cuando un autor marca tanto la fecha y la hora,
es que es importante para la trama, de interés, luego se quedó en agua de
borraja, pero me tuvo enganchada como una pardilla.
Los personajes, bueno poco trabajados
para mi gusto. Fi se nos revela como una amante de los procesos policiales
seguidora de un programa La víctima. Con ella hay una cosa que me reí muchísimo.
No encuentra el coche, llama Bram para saber si lo aparcó en otro lugar, él le
dice que quizá se lo robasen y ella dice: «¿Cómo roban un coche sin tener la
llave?». Hasta mi sobrino de siete años te contesta está pregunta y no ve
ningún programa de métodos y procedimientos policiales.
Bram, un inmaduro, borracho que
al final para justificar este thriller psicológico nos cuenta una historia de
un padre y una pelea, en fin, la podéis leer, metido con calzador. Lo más interesante que leí de su
personalidad era que su mujer y sus hijos eran los clavos de su ataúd, por eso bebía
y era infiel. Te lo compró. Vivía en una profunda presión, le habían quitado el
carnet, estos eran todos los nervios de este padre de familia insulso, pero seguía conduciendo, era comercial y su mujer hubiese sospechado.
Escena. Él baja al coche, ella le mira por la ventana, él finge que busca algo
demorando el tiempo para que ella entre y él pueda ir a la estación a coger el tren.
Ella se mete, él deja el coche aparcado en el mismo sitio y se va corriendo para
que no le vea, ¿no verá el coche la mujer cuando salga o se asome de nuevo a
esa ventana? Una escena que pone los pelos de punta, por la tensión y la osadía
de él al no mover el vehículo (nótese el tono irónico). Pues así va el tema.
No voy a mencionar la fotografía que le hacen los malechores, casi posando, en fin,
porque os dejo a vosotros tal análisis. Lo que sí me llamó la atención,
muchísimo, es que, en Londres, para la venta de una casa pudieses dar una
cuenta de un paraíso fiscal, os advierto que aquí en España, si eres un
mindundi, como es el caso del matrimonio Lawson, lo tenéis muy crudo.
Yo tenía otro final, uno donde fueran relevantes las fechas, donde Mike y Bram muriesen a la vez, de las misma forma, pero en lugares diferentes, justifica eso.
Lo bueno. Se lee con
rapidez, es original la estructura de la novela, la forma de narrar la
historia, conoces los dos puntos de vista en primera persona de los
protagonistas principales y el desarrollo del presente, es lo que más me ha
gustado.
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