Miss Marte de Manuel Jabois
Sinopsis
1993. Mai, una chica muy joven
con una niña de dos años, llega a un pueblo de costa poniéndolo todo patas
arriba. Enseguida hace amigos, conoce a Santi, se enamoran al instante y al
cabo de un año celebran una boda que acaba en tragedia, cuando la noche de la
fiesta la hija de Mai desaparece misteriosamente.
2019. La periodista Berta Soneira
se dispone a rodar un documental sobre el suceso ocurrido veinticinco años
atrás. Para ello, entrevista a todos los que aún lo recuerdan, reescribiendo el
relato de un día que cambió la vida de todos.
1993. Mai, una chica muy joven
con una niña de dos años, llega a un pueblo de costa poniéndolo todo patas
arriba. Enseguida hace amigos, conoce a Santi, se enamoran al instante y al
cabo de un año celebran una boda que acaba en tragedia, cuando la noche de la
fiesta la hija de Mai desaparece misteriosamente.
2019. La periodista Berta Soneira
se dispone a rodar un documental sobre el suceso ocurrido veinticinco años
atrás. Para ello, entrevista a todos los que aún lo recuerdan, reescribiendo el
relato de un día que cambió la vida de todos.
Opinión
Puedo decir sin miedo que Manuel
Jabois me gusta como escritor, ya me gustaba como periodista, me engancha su estilo. Me conquistó en Malaherba
y no me ha decepcionado en Miss Marte. Es ingenioso, juega con el lector, pero
lo hace con reflexiones y ambigüedad, el ritmo y la fluidez de la lectura se
interrumpe con su prosa y frases inteligentes que hacen pensar, discrepar o
asentir, pero te tomas tu tiempo analizándolas. Subrayé decenas en cada libro.
¿Es la continuación de Malaherba?
No, se puede leer por separado, pero trata los mismos temas que la primera,
pero desde la perspectiva de la adolescencia, en la primera desde la infancia.
El amor, la amistad y la relación con los padres pasando por las mentiras hechas
verdades de tanto pensarlas o repetirlas.
Fijaos cómo empieza la novela:
«…ya nadie dudaba de que fuera verdad. Ni siquiera el dueño
de la casa, que no había tenido una planta en su vida».
Miss Marte se
aloja en una pensión que no tenía ni una planta, pero veinticinco años después
la gente contaba como al entrar las plantas se secaron y el propio dueño así lo aseguraba, pero nunca tuvo ni una sola maceta con un triste esqueje. Los
recuerdos se modifican hasta que se asumen mentiras como verdades. Así empieza
la novela.
Berta Soneira
va a Xaxebe con el propósito de realizar un documental sobre la desaparición de
una niña, Yulia, en la boda de su madre, Mía Lavinia, conocida como Miss Marte.
Han pasado veinticinco años, ¿qué verdad puede encontrar cuando la gente de
tanto repetir la historia la modifica hasta que encaja con más o menos
claridad? Y también nos dice el autor entre frase y frase:
«El camino más corto para olvidar
un cuento de terror es convertirlo en un cuento infantil».
Al finalizar
la historia tendremos dos versiones, en una Mía es una secuestradora que
intenta salvar a Yulia de las garras de su padre, un malvado. En la segunda,
Mía fue violada por un hombre violento cuando tenía catorce años, y nació
Yulia. ¿Cuál de las dos historias te gusta más? Fui de las lectoras de la
tertulia la que eligió la segunda opción.
Creo en Mía, y
creo en ella como madre auténtica, y creo por una frase:
«… donde le dieron a elegir entre
comprar un lápiz o una goma de borrar. Compró la goma».
De Mai dicen que
vivió de espaldas a su pasado. ¿Por qué borrar si no hay un episodio traumático?
Quería a su padre, pero mantenía la distancia, si su familia no era el problema,
qué era lo que tanto dolor le causaba que no podía vivir mirando hacía atrás. ¿Por
qué se asentaron en Barcelona cuando ella tenía catorce años?, ¿por qué enloqueció?
Para mí está claro.
¿Por qué Pepe
solo tenía buenas palabras, igual que el policía? Falsificó un carnet de identidad,
secuestró a una niña, pero la dejaron vivir en aquella casa hasta el día de su
muerte. Quizá porque lo que se contó de ella, no fuera la verdad, pero era
mejor que esta.
«No tenía mala
memoria, tenía tendencia a olvidar las tragedias».
Hay un momento
que Mía dice de su padre:
«Mi padre es recepcionista en
casa. Como si yo fuese una pelota de beisbol».
De un lado a
otro, de una mano a otra. ¿Qué?
Y voy un paso
más allá. Si aceptáis la primera versión de la Manuel Jabois, aquella donde Mía
secuestra a la niña, ¿por qué los adultos dejan que los amigos carguen con las
dudas? Porque decir cualquier cosa hubiese removido la mentira para sacar la
verdad. La desgracia se cernió sobre este grupo de amigos compacto y la
desconfianza les separó, así no hablan entre ellos, no esclarecen los hechos.
Pero pensemos,
los adultos han descubierto que verdaderamente Yulia es de Mía, que fue violada
por ese hombre cuando tenía catorce años y ahora la busca para llevarse a la niña, la
secuestra, ¿qué hubiese sucedido con esta realidad? Esa adolescencia ardiente, esos sentimientos
a flor de piel, ese primer amor que no se olvida… no hubiesen ido tras ellos,
empeorando, o incluso, poniendo en riesgo sus vidas. Por eso a Santiago hubo
que darle una verdad a medias, porque él quería a Yulia, la cuidaba cada mañana, la medía marcando su altura en la pared, hubo que ofrecerle un relleno para cubrir ese hueco que dejó la niña, una historia creíble, que no dejase en mal lugar
a Mía, pero que le quitasen las ganas de ir en busca de Yulia. Secuestró a la niña
para protegerla del padre, ahora está con él y por ley así debe ser. ¿Por qué
no cuenta esta versión a sus amigos y les libera? ¿Por qué se separa de ellos?
Porque: «Mai lo aupó en un estrellato incómodo», y cuando ella se sume en la
oscuridad, él pierde el verano, se vuelve frío y distante. Creo que Santi se
sintió especial con ella a su lado, destacaba de entre todos, por el carisma de
ella o el halo de misterio que desprendía. Las emociones embadurnan la realidad y eso le
sucedió a Santiago, se dejó llevar, por una chica diferente, luego resultó ser
una loca que secuestró una niña, era mejor callar que reconocer que ni ella fue especial ni él por tenerla.
Y llegando al
final, en un desenlace, más o menos sorprendente, por si nos quedó un poco de duda,
hay tres lunares que dan el broche final.
«No hay nada más perverso y
enloquecedor que el que una persona hace a su pasado sin saber qué se va a
encontrar».
No se puede vivir
con verdades no resultas y, a veces, preferimos las mentiras porque de la otra
forma enloqueceríamos, como le sucedió a Mía Lavinia.
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