Los insectos también tienen corazón de Sabela Balsa
Título Los insectos también
tienen corazón
Autor Sabela Balsa
Sinopsis
Tras su último desengaño amoroso
Julia decide no esperar más por su media naranja y, en su lugar, comerse las
mandarinas. Entre tanto, Vanesa y Georg habitan en polos opuestos de la
traición, mientras un amor no correspondido consume a fuego lento tanto a Lucía
como a Imanol. Una intrigante quimera de pasiones que comienza con la inmersión
en el nada convencional universo emocional de Julia.
Opinión
Cuando Sabela me propuso enviarme
su novela, lo que había escuchado de su obra era que pertenecía al género de novela
romántica, no es lo que más leo, esta observación mía no pareció degustarla,
a mí por el contrario me inquietó, porque me conozco y si hay algo que me defina,
y tomo las palabras de un escritor con mucha acidez en sus comentarios: «…eres
una agnóstica del romanticismo y atea del amor».
Me
encontré una novela, que tiene alguna escena algo más subida de tono (yo no la
clasifico dentro del género erótico), pero nos habla del desamor, de la idealización,
del miedo a la soledad… Y como lo que más me gustan son los perfiles y esta
novela se centra en Julia, puedo decir que no se comió la mandarina, a falta de
esa media naranja, se tragó hasta el frutero en busca de ella misma. Ese dichoso
mito del amor romántico, qué daño hace.
Con
dos frases de Ben me define el tipo de relación que tuvieron: «Los hombres
tenemos ciertas necesidades físicas que cubrir». «Mírame a los ojos cuando me
hablas». Y con dos de ella me describe en que situación quedó tras la ruptura:
«el miedo de no estar a la altura de sus expectativas, de no ser la persona que
él creía que era, de fracasar en el intento, de no volver atrás» y «Sabía que
en el momento en que él quisiera volvería a escribirle a diario». «Una parte de
ella estaba inmensa en una perpetua búsqueda de pruebas adicionales de su
culpabilidad». El duelo del amor, requiere de tiempo y espacio, son arañazos
que agreden a la ilusión y deben cicatrizar. Julia pasa por la fase de ausencia
de reacción. Y tras la negación de la perdida y la tristeza llega la culpa, la
rabia y la aceptación, que aparece cuando ve a Ben con tres niños.
Pero
hay personas que, a pesar del tiempo, la experiencia y las decisiones tomadas
vuelven al punto de partida, en pensamientos recurrentes, la indefensión aprendida:
«Ella no era la mujer que él creía. Y él era mejor de lo que ella había
esperado». Una proyección negativa de sí misma en la cabeza de Pierre.
El
lema que dirige los siguientes años de su azarosa existencia tras la ruptura
con Ben será: «En la vida nos arrepentimos más a menudo de aquello que no llegamos
a hacer que de lo que hacemos». El rebote del amor. Evita arrepentirse. No me
sonrojo con la lista de amantes de Julia, pero sí con su incoherencia.
Julia
crítica a su amiga Vanesa, dice de ella que no sabe vivir sola. Julia querida,
porque no soy tu psicóloga, pero la soledad también puede enfrentarse con relaciones
sexuales esporádicas. La soledad es mala y más cuando no es elegida, pero antes
de lanzarse al vacío, hay que fortalecerse uno mismo, lo mismo que tú aconsejas
a tu amiga. Y me remito a la siguiente frase: «Julia cedió finalmente. No le apetecía
estar sola, hasta el punto de aceptar a Daniel». Y este personaje, casado y con
hijos, un hombre que sigue con la alianza tras separarse, sigue mentalmente
casado o miente sobre su estado civil, me refuerza en que Julia ve la paja en
el ojo ajeno y no la suya, crítica a Vanessa por liarse con un casado, Manuel.
Alguna
frase de ella me inquieta: «A pesar de la juventud de Rubén, era de uno de esos
pocos hombres con decisión corriendo por sus venas». Pero más aún la visión que
tiene de la maternidad: «… era difícil de comprender esa ansia de convertirse
en la esclava de un ser cuyo resultado, independientemente de la energía y esfuerzo,
no podría ser garantizado». Nada es garantizado en este mundo, solo la muerte, e
intentamos esquivarla.
Julia es un
personaje curioso, que le gusta viajar, que habla varias lenguas, pero luego le
falta personalidad, espera una hora a un hombre, yo no doy ni veinte minutos, y
soporta un interrogatorio de otro esquivando preguntas incómodas, me largo, me
las piro. Y tiene momentos únicos como el descrito con Rob, el tamaño importa y
mucho, estoy de acuerdo. Y frases demoledoras como: «los hombres y sus odiosas
listas». Paso a redactar la tuya y quizá me olvide de alguno: Ben, con quien
empezó todo, Joaquín, Rob, Stéphane, Marc, Michi, Paul (¿?), Andreas, Joshua, Richard
(no llegó, pero ahí estuvo), Joan, Greorg, Pierre…, deje a parte a Inmanol.
He disfrutado
con Julia y su caos mental.
Los insectos también tienen corazón
Me encanta la reseña y tu reflexión sobre el personaje
ResponderEliminarlos personajes son la base de toda historia, creo que Julia es de esos que ves a diario caminando por la calle. Gracias Eva.
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