Diario de una abuela de verano de Rosa Regàs
Título Diario de una
abuela de verano
Autor Rosa Regàs
Editorial Booket
Sinopsis
En este libro la autora comparte
con nosotros sus vivencias estivales, el encuentro con sus catorce nietos, las
divertidas anécdotas, los temas que van surgiendo: la naturaleza, el amor, la
vejez, la violencia, la pobreza, la amistad... y sus reflexiones sobre la vida
y el paso del tiempo.
Opinión
«El día de mañana es hoy».
Fernando Savater dijo, la muerte
es lo que da el sabor especial a la vida, pues esta es la sensación con la que
me deja este momento biográfico de la vida de Rosa Regàs. La novela tiene
decenas de momentos íntimos, emotivos y especiales, precedidos por la ausencia,
la perdida de amigos, familiares, perros, burros, tortugas, corderos, árboles,
vecinos…, pero hay otra perdida, la de los hijos convertidos en padres, esos niños que ya no están ni volverán, que la visión de los nietos trae con la nostalgia de un tiempo que no se recuperará más que en la memoria.
«No se decir adiós a los que se van no tengo palabras
para transmitir cuánto los echaré de menos, no encuentro consuelo en quedarme
tranquilamente pensando en las ventajas de la soledad, yo que soy una acérrima defensora
de la soledad».
Para
la escritora, el verano, es el mes de julio, cuando su casa se llena de nietos,
de anécdotas, de momentos que luego dilatará con su recuerdo el resto del año.
Las instantáneas en la playa, en el parque acuático, en la piscina, la campana
que suena a lo hora de las comidas, la llegada del tractor, pero si los miras
con detalle, son momentos de perdidas, la muerte del burrito, la desaparición
de la perra, de la tortuga, porque está en esa edad donde las sillas de amigos
y familiares se van quedando sin huéspedes, donde el gato del hermano, llena con
su maullido su recuerdo. Pero añade:
«La vida mira siempre hacia delante».
Rosa
Regàs hace algo más con este diario, un poco balance de su vida, de sus
momentos, de reuniones con amigos que ya no están, de decisiones tomadas,
palabras dichas y otras calladas.
«No es exactamente la memoria lo que nos devuelve el
sueño, sino tantas veces la explicación de situaciones conflictivas que
convenientemente disfrazadas nos descubren secretos de nuestra conducta pasada
en la que no habíamos reparado».
De
alguna forma llega el momento de perdonarnos, de analizar por qué actuamos de
una forma y no de otra, por qué maquillamos momentos para que sean menos
dolorosos y no nos enfrentamos a la decisión y sus consecuencias y nos
perdonamos. El perdón nos devuelve el sueño, pero no el de los demás, el
nuestro, que tanto nos cuesta darnos.
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