Las cenizas de la inocencia de Fernando Benzo

 


 

Título Las cenizas de la inocencia

Autor Fernando Benzo

Editorial Plaza&Janés

 

Sinopsis

Acababa de cumplir los diecisiete años cuando maté a un hombre.

 

Ahora, tras tanta vida transcurrida, con los recuerdos de aquel tiempo difuminados en una confusa mezcla de sentimientos contradictorios que han ido sustituyendo a las imágenes concretas, soy aún capaz de recordar aquel momento: el seco estampido del disparo, aquella mirada en la que en un solo y último instante se mezclaron la sorpresa, el pánico y la resignación ante lo inevitable, la mancha oscura que apareció al momento en la pechera de la camisa y mi mano sujetando el arma con la misma fuerza como si creyera que podría aplastarla hasta hacerla desaparecer.

 

Aquel disparo, de alguna forma, también me mató a mí. O, al menos, mató a la persona en la que me estaba convirtiendo. Aquella noche alguien murió para que yo renaciese.

 

Otra vida fue interrumpida. La vida de alguien que era yo y que ya no fui nunca más.

 

En las calles de la capital se está librando una nueva guerra, muy diferente a la que acaba de concluir. Tras una falsa apariencia de calma, en una ciudad en la que el hambre y la pobreza marcan la vida diaria, las bandas de estraperlistas luchan por el control del mercado negro bajo la mirada cómplice de policías y políticos.

 

Los hombres que dirigen las redes de negocios ilegales se reúnen cada noche en el Dixie, un discreto club de jazz donde cierran los tratos y planean sus crímenes entre cócteles, música y hermosas mujeres. Allí trabaja como camarero Emilio, un adolescente ansioso por vivir aventuras, que entrará por casualidad en este mundo clandestino al entablar amistad con Nico, un joven y ambicioso contrabandista. Juntos disfrutarán de una vida que les permitirá superar la penuria que les rodea hasta que se ven obligados a enfrentarse a dramáticas decisiones que cambiarán su destino para siempre.

 

 

 

Opinión

 

«No creo en la venganza. Este país solo saldrá adelante si nos olvidamos todos de nuestros deseos de venganza. Si cada uno se dedica a perseguir sus propios ajustes de cuentas, estaremos condenados a vivir en el odio».

 

Jorge Lanza y Matías Sampedro eran los gánsteres de la posguerra, los que se aprovechaban de las miserias de la gente, los que dan vida a esta historia junto con un reparto magnífico de personajes que se mueven entre las tonalidades negras y grises. Son años del hambre, del estraperlo, del racionamiento, de la enfermedad, de la falta de agua, de los cortes de suministro eléctrico, del frío y los sabañones, así describía mi padre los años de la posguerra, así describe Fernando Benzo la ciudad de Madrid. Echo en falta un detalle que mi padre narraba, las colas de niños en las puertas laterales de los teatros por donde salían las actrices. Esperaba sentado para recibir una onza de chocolate o un bombón, a veces nos echaban, pero la mayoría de las veces nos dejaban estar si no metíamos bulla, sabían que lo poco o mucho que nos dieran, era lo único que comíamos. Cuando veíamos el azúcar o el café, fruncíamos el ceño, aunque más de un grano he chupado para matar el hambre.

                Emilio, El monaguillo, encarna al adolescente que madura antes de tiempo, el que sobrevive como miles de pobres almas en un Madrid de escombros e hipocresías. Donde choca la imagen honorable de estos señoritos impostados, con la del ansia de ganancia. Se trata de ganar dinero a costa de lo que sea, como la historia de Ramiro y sus jabones. Es una historia que nos habla de ser invisibles, eso decía mi padre, que no te viesen, que no supieran que existías, que les fueras indiferentes, ni penas, ni envidias, invisible.

 

«Madrid era un hervidero de historias contadas a media voz, de rumores y leyendas, de temores reales o imaginarios, de amenazas tan ciertas como indefinidas y de secretos que nadie guardaba».

 

                Porque si este mercado negro existió, si los estraperlistas se hicieron millonarios, fue con el beneplácito del Régimen y los que no tenían dinero para comprar, siempre podían vender al vecino por una media verdad y sacar tajada.

 

Mi padre añadía, Madrid era una ciudad de listas y, lo mejor, que tu nombre no estuviese en ninguna. Porque lo que ahora favorecía podía cambiar al segundo, dependía de quién estuviese al mando y los odios que cargase. Y, en Emilio, le veo a él, con lo que sacaba de ir y venir por las calles buscando comida y haciendo recados, le compré una radio que me trajo uno de los chicos mayores, adivina de dónde la sacó. Y con el primer sueldo que consiguió trabajando en las oficinas de una constructora, la compré unos pendientes de oro para lucirlos los domingos en la iglesia, había que dar las gracias, seguíamos vivos.  

         Como la mejor de las novelas negras de gánsteres, hay que luchar y eliminar la competencia, comienzan las intrigas y las traiciones, se nos presenta el final de una etapa enmarcada por las amenazas de unos y otros para salir airoso en el naufragio. 

Es la primera obra que leo de Fernando Benzo, no será la última, me ha gustado muchísimo esta novela negra de gánsteres, de nuestros mafiosos, de los que atenazaron en las sombras las vidas de muchas personas, los que jugaron a ser dioses sin pensar en las consecuencias.

 

 

 

Autor

FERNANDO BENZO (Madrid, 1965) es licenciado en Derecho y Administrador Civil del Estado.

 

En 1989 publicó su primera novela, Los años felices, tras ganar el Premio Castilla-La Mancha. Durante algunos años se centró exclusivamente en el relato breve y ganó, entre otros, el Premio Internacional de Cuentos de la Fundación Max Aub y fue galardonado en conocidos certámenes como el Gabriel Miró o el Gabriel Aresti. Diez cuentos tristes, recoge sus relatos premiados.

 

Con su segunda novela, Mary Lou y la vida cómoda, obtuvo el prestigioso premio Kutxa-Ciudad de Irún en 1994. Desde entonces, ha publicado las novelas La traición de las sirenas, Después de la lluvia (Premio Ciudad de Majadahonda), Nunca repetiré tu nombre y Los náufragos de la Plaza Mayor. También ha hecho incursiones en otros géneros como el teatro, con la obra Scottie (Premio de Teatro de la Northeastern Illinois University de Chicago), o el relato de no ficción con Héroes inesperados.

 

Compagina la creación literaria con su carrera profesional en la Administración Pública, que le ha llevado en los últimos años a ocupar los cargos de Subsecretario de Educación.


Las cenizas de la inocencia

 

 

 


Comentarios

Entradas populares