La capacidad de amar del señor Königsberg, de Juan Jacinto Muñoz-Rengel
Título La capacidad de
amar del señor Königsberg
Autor Juan Jacinto Muñoz-Rengel
Editorial Adn
Sinopsis
La novela más imprevista con el personaje más inalterable
¿Sería posible imaginar una
conjunción de circunstancias que ocasionasen la supervivencia del individuo en
apariencia menos apto? ¿Por qué la naturaleza necesita no solo a los
especímenes más audaces, sino también a los cobardes o egoístas o tímidos o
débiles?
El señor Königsberg tiene un
carácter difícil: es arisco, hermético, solitario, no piensa como los demás ni
falta que le hace, sus días están marcados por unas rutinas férreas, no suele
caer bien ni tampoco es el hombre más atractivo del mundo. Pero tiene
determinación. Y, cuando algo se le mete entre ceja y ceja, tras sus grandes
gafas de cristales cuadrados, sabe amar como nadie.
Cuando todo cambie y se hunda a
su alrededor, él permanecerá impasible. Donde otros sucumban, él superará las
vicisitudes sin grandes esfuerzos. Cuando el planeta entero se transforme, no
una sino varias veces, ni los giros más disparatados alterarán un ápice la
inmutabilidad del señor Königsberg.
Y es que ni siquiera los cambios
de género del nuevo libro de Juan Jacinto Muñoz Rengel, que mutará de la
novela-Bartleby a la fantasía, a la ciencia ficción, a lo pulp, la
literatura postapocalíptica o la utopía feminista, serán capaces de alterarlo.
Ninguno de esos cataclismos. Porque no es posible encontrar un protagonista más
a prueba de bombas.
Opinión
Esta novela lleva a la sociedad a
su mínima expresión, nos mete de lleno en una distopía de nuestro tiempo. Y
tras llegar al final y leer el desenlace os pregunto, ¿utopía o distopía? Para
mí sin ninguna duda lo segundo, para otros, sería un sueño hecho realidad, por
eso el final me deja perpleja. Pero es una historia que muta constantemente, te
piensas que va por un lado y resulta ir por otro.
¿Cómo
es el señor Paul Kömigsberg? Un personaje con el que no empatizas, es
desagradable, inamovible e inalterable, sometido a cientos de presiones sin perturbarse.
Uno puede pensar que tiene cientos de TOC, pero las personas que sufren de estos
trastornos no pueden controlar sus pensamientos o comportamientos, por lo tanto,
esa forma de masticas, de limpiarse los dientes y las gafas, de frotarse la
piel o tener los lápices de la mesa, podría responder a manías inculcadas, más
que al trastorno obsesivo compulsivo, pueden ser generadas por estrés, pero su realización
no genera angustia. En estos actos hay algo mecánico, aprendido desde niño y realizado
con disciplina milimétrica. Y como es el personaje principal de la obra y, esta
gira a su alrededor, le dedico unos minutos para comprender un poco más sus
rarezas y sus circunstancias, que le llevan a ser como es y el rechazo de la
gente y los lectores.
«Te pegaba para que no te dejarás pegar más, era por tu
propio bien».
La madre está
presente en las conversaciones de una forma asfixiante, no pone el foco sobre
esta relación, pero es potente. Una mujer que quiere mantener el control sobre
su hijo hasta en la distancia. Quiere sabe lo que hace, lo que come o con quién
va y lo que piensa. Una mujer manipuladora y metomentodo, el uso del chantaje
emocional está presente, quiere planificar la vida y el futuro de Paul. Así que,
creo que ella es la razón de que su hijo tenga esa meticulosidad en la limpieza
y la higiene, incluso en el orden sobre la mesa de la oficina, imagen de disciplina
y trabajo, no le inquietan los demás y su forma de hacer, cosa que a un TOC sí,
solo cuando le afecta a él y su estricto horario, se pone nervioso, porque no
soporta la incertidumbre ni la aleatoriedad. Pero sí que es cierto que la
rutina es su tabla de salvación, y nunca mejor dicho, porque esta novela tiene
una reflexión, hay un apocalipsis y después otro, y el escritor nos cuenta como
no es el ser humano más fuerte o más inteligente el que sobrevive, sino el tipo
raro de la oficina ese con más rutinas y manías.
«El ser humano solo encuentra su perfección en el trabajo».
«El
trabajo es la esencia del hombre y la disciplina lo único que nos diferencia de
los animales».
Si fuese una terapia tendría muy en cuenta esos enemigos que acechan la ciudad, vaginas gigantes. Según el padre del psicoanálisis, sueños reiterados con la vagina, suelen significar castración, relación con el lívido y el deseo.
«Solo me limitó a hacer lo que había hecho toda la vida:
mantenerse a distancia de ellas».
Autor
Juan Jacinto Muñoz Rengel
(Málaga, 1974) es autor del ensayo "Una historia de la mentira"
(Alianza Editorial, 2020); de las novelas "El gran imaginador" (Plaza
& Janés, 2016), Premio del Festival Celsius a la Mejor Novela del año,
"El sueño del otro" (Plaza & Janés, 2013) y "El asesino
hipocondríaco" (Plaza & Janés, 2012); y de los libros de narrativa
breve "El libro de los pequeños milagros" (Páginas de Espuma, 2013),
"De mecánica y alquimia" (Salto de Página, 2009), Premio Ignotus al
mejor libro de relatos del año, y "88 Mill Lane" (2005). Su obra ha
sido traducida al inglés, al francés, al italiano, al griego, al finés, al ruso,
al árabe y al turco, y publicada en una veintena de países. Actualmente dirige
la Escuela de Imaginadores en Madrid.
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