Bodas de sangre de federico García Lorca
Empezaré por un pequeño secreto,
aprovecho los viajes para leer a mis hijos, encerrados en ese cubículo pequeño,
en silencio, no les queda otra que escucharme, se les mete el gusanillo, además
puedo presumir, que en los diálogos pongo diferentes voces y gesticulo mucho.
Un pequeño truco.
Yo predico con
el ejemplo, porque dicen que, si te ven, terminan cogiendo un libro, pues mis
hijos de eso nada o se lo he puesto yo entre las manos o literalmente…, no, por
si da sarpullido. No he sido modelo para ellos, quizá en un futuro, puede, pero
hoy por hoy, no. A mí me ha funcionado leer en familia.
Sí soy yo la
que conduce, audiolibro.
Otros niños
van con sus dispositivos y los ojos clavados en la pantalla, pero los míos se
marean si no fijan la mirada al frente, y, como se aburren, empieza el concierto de voces entre
los dos hermanos, me aburro, “quita” que este es mi sitio, deja de tirar tus cosas a mi lado, mamáááá, mira lo que hace...
Hace meses mi
hijo comenzó la lectura obligada de Bodas de sangre, qué poco me gusta
la palabra obligada, para mí que la lectura es un placer, otra cosa que me
molesta es que castiguen a los niños a leer o hacer ejercicios de matemáticas,
pero eso es otra cuestión que nada va con la obra, pero sí con la implantación
en la mente. Mi hijo, así como quien no quiere, me dijo, un rollo mamá, y
la dejó aparcada. ¿Un rollo Bodas de sangre? En ese momento de
viaje, de los fines de semana al pueblo, porque soy de pueblo, cuando empezaban los primeros insultos y peleas, saqué mi e-book, busqué en la biblioteca
online de Madrid y me puse a leer la obra.
Una tragedia
escrita en verso y prosa, inspirada en hechos reales producidos el 22 de julio
de 1928 en el cortijo de Fraile, Níjar, Almería. Primero hay que ambientar a
los chicos, ponerles algo de misterio e intriga, pero poco, una cosa que no tenemos
en cuenta los adultos es que los adolescentes toleran poco la incertidumbre
porque les genera frustración y esto es menos llevadero que lo primero o el aburrimiento y
produce desconexión al instante. La frustración les genera culpa porque no
satisfacen de inmediato sus deseos y no saben gestionar las emociones que
les produce, ¿van a morir todos o no? ¿Se va a escapar con Leandro o no? Por
eso también la lectura es un buen ejercicio para entrenar. Paciencia, todo
llega, imaginad las escenas.
Es cierto, que
teniendo en cuenta los tiempos que corren, y como se degrada el castellano, que,
si no ayudamos en estas lecturas, nuestros clásicos se perderán. Son la
generación de la inmediatez, de las reflexiones masticadas, de la falta de
incertidumbre y nada de frustraciones. ¿Qué representa la luna? ¿Y el caballo agotado?
¿El leñador?
Las madres en Federico son potentes, mis personajes preferidos, esta representa el odio y el dolor, también el destino, una constante en sus obras, y la imposibilidad de huir de él. Sí, les gustó, y no les leí el final, eso se lo dejé a ellos. Antes de apagar la pantalla les pregunté, ¿qué va a suceder? Cada uno dio su posible desenlace.
Por la noche me lo contaron
durante la cena. Ganó mi hijo.
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