La metamorfosis infinita de Paul Pen
Título Paul Pen
Autor La metamorfosis infinita
Editorial HarperCollins
Sinopsis
Se llama Alegría. Tiene
diecinueve años y toda la vida por delante. Esta noche ha quedado para salir
con sus compañeras de academia. Se viste frente al espejo con la camiseta
extragrande que deja al descubierto su hombro, mostrando el tatuaje de su
mariposa favorita. En la cocina, se despide de su madre. Viven solas en un
apartamento de la periferia, el primer hogar que han logrado construir tras un
pasado marcado por la violencia. Ahora, después de muchos años, por fin están
en paz. Lo que ninguna de las dos sabe es que el beso con el que se despiden en
la cocina es el último que van a darse.
Volviendo a casa de madrugada,
Alegría se encuentra con un grupo de hombres en un callejón. Un supuesto
coqueteo escala hasta la agresión. En el hospital, la madre de Alegría tan solo
llega a tiempo de escuchar el sonido más terrible al que puede enfrentarse una
madre: el último latido del corazón de su hija.
La muerte de Alegría sacude a un
país indignado con el asesinato de otra mujer. Masivas manifestaciones piden
una pena ejemplar para los Descamisados, apodo con el que la prensa ha
bautizado al grupo de agresores. Pero el juicio culmina con una injusta
sentencia.
Opinión
¿Podría decir que sentimientos, emociones he sentido en esas primeras cien páginas? Complicado, ha sido una
sacudida en mi interior difícil de etiquetar. Y esta opinión no hará justicia al libro, porque no quiero estropear la sorpresa ni revelar nada que elimine esos giros fantásticos de la novela.
«Mi hija no fue un cuerpo abandonado en un callejón».
Emociones y sentimientos.
Sentí el miedo que describe la madre
de Alegría. Sí, como mujer he sido educada en el miedo, como herramienta de
supervivencia, no de sometimiento. No vengas sola, si se te hace tarde me
llamas y te recojo, evita los callejones y los soportales, si el vagón del
metro se queda vacío, busca uno con gente…, ¿alguien recuerda al violador del
ascensor o el violador de La Paz? Pues con esas noticias crecimos mis amigas y
yo en el barrio de Fuencarral. He sentido enfado, tristeza y asco,
las emociones comunes por excelencia junto con la alegría, que la sentiréis
a raudales en la figura de una niña que come patatas fritas ante la atenta
mirada de su madre. Pero también sorpresa, porque no me esperaba ese
giro, y cuando se produce reconozco una sensación que dura apenas unos
segundos, alivio y esperanza, es la mano que tiende el escritor al lector, para liberar de esa carga extrema a la que te lleva, pero luego te deja
caer al vacío, podría haberse salvado si no fuese por el odio.
Una historia que ataca dentro de
nuestro cerebro, el miedo de Alegría y la rabia de su madre al imaginar
los últimos minutos de vida de su hija. Vemos, oímos, escuchamos, olemos, son
reales y de nuestra conciencia nace el asco hacia Criminal, Matón,
Idiota, Verdugo y Bicho. Sus frases, sus palabras, sus gestos y acciones, nos ahogan,
aprietan nuestra garganta y ligamos esas experiencias sensoriales que Paul Pen
describe en esas cien primeras páginas con emociones y esta a su vez con
sentimientos.
¿Cuál es el sentimiento más
potente de toda la novela? El amor, de una madre a su hija. Pero
encontraremos muchos más. Está el afecto de la madre hacia Aire, Luz y
Vida, en ellos la gratitud. La indignación de la madre a Hiel. La
venganza.
Pero no te sientes mucho mejor
cuando descubres que el sistema judicial está lleno de matices, violación
frente abusos sexuales, varía la pena de cárcel. Y la novela de Paul Pen pone
mi foco de atención en un punto, una reflexión que se hace necesaria, la revisión
del Código Penal, adaptar los delitos sexuales a la realidad. La víctima no
debe demostrar la violencia ni la intimidación, la víctima es víctima y su vida
no volverá a ser la misma. Y no voy a ser menos transigente con la frase, cómo
no podemos determinar quién hizo qué pasamos por alto la agresión. No hay que
ser muy listo para saber que se fomenta la agresión en grupo escudados en el
anonimato.
Y la ausencia de nombre para la madre, quizá Paul Pen nos recuerde que de este horror no estamos exentos ninguna madre, todas podemos ser la madre de Alegría, ¿qué haríamos?
Una lectura que no es recomendable para todos los lectores, sacude y fuerte, sí, necesaria para reflexionar sobre la civilización moderna y justa en la que nuestra sociedad se sustenta.
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