Violeta de Isabel Allende

 


 

Título Violeta

Autor Isabel Allende

Editorial Plaza&Janés

 

 

Sinopsis

 

Violeta viene al mundo un tormentoso día de 1920, siendo la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos. Desde el principio su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios, pues todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cuando la gripe española llega a las orillas de su país sudamericano natal, casi en el momento exacto de su nacimiento.

 

Gracias a la clarividencia del padre, la familia saldrá indemne de esta crisis para darse de bruces con una nueva, cuando la Gran Depresión altera la elegante vida urbana que Violeta ha conocido hasta ahora. Su familia lo perderá todo y se verá obligada a retirarse a una región salvaje y remota del país. Allí Violeta alcanzará la mayoría de edad y tendrá su primer pretendiente...

 

En una carta dirigida a una persona a la que ama por encima de todas las demás, Violeta rememora devastadores desengaños amorosos y romances apasionados, momentos de pobreza y también de prosperidad, pérdidas terribles e inmensas alegrías. Moldearán su vida algunos de los grandes sucesos de la historia: la lucha por los derechos de la mujer, el auge y caída de tiranos y, en última instancia, no una, sino dos pandemias.

 

Vista con los ojos de una mujer poseedora de una pasión, una determinación y un sentido del humor inolvidables que la sostienen a lo largo de una vida turbulenta, Isabel Allende nos regala, una vez más, una historia épica furiosamente inspiradora y profundamente emotiva.

 

 

Opinión

 

No es la Isabel Allende de siempre, aunque sí es su esencia, no profundiza, da pinceladas del momento Histórico y de los personajes, lo justo para situar al lector. Y aunque pueda parecer que es negativo, para mí no lo fue, necesitaba una lectura ligera, no exenta de reflexión, para quitarme el poso de mis dos lecturas anteriores, al final la reflexión la tuve y larga.

 

«El viaje de la vida se hace de largos trechos tediosos, paso a paso, día a día, sin que suceda nada impactante, pero la memoria se hace con los acontecimientos inesperados que marcan el trayecto».

 

                Es una lectura sencilla con una trama conocida, la fortaleza de una mujer que narra a grandes rasgos los casi cien años de su vida, y en una vida suceden tantas cosas, que al final de ella, aunque parezca que lo narrado sucedió ayer, ha trascurrido un siglo y apenas recuerda a Fabián, el primer marido que tuvo y del que no le quedó ni rastro sobre la piel.

                Y cómo siempre aprendo algo nuevo, la madre de Violeta, María Gracia, casada desde hacía años, ocultaba las barrigas de los embarazos a los ojos del mundo, «eran de pésimo gusto». Isabel Allende dice en una entrevista, «Cuando le digo a un hombre que las mujeres vivimos con miedo no lo entiende». ¿Qué hay de mal gusto ver el cuerpo de una embarazada?

                En esta novela Isabel Allende se enfrenta de nueva a su duelo personal, el que por muchos años que pasen no se deja de llorar, la perdida de un hijo. Pero mi foco de atención lo poso en una frase inquietante y en una reflexión que hará más adelante Juan Martín:

 

«Les conté de Nieves, maldiciendo a Julián Bravo por el daño que le había hecho a su hija, por la crueldad que le infringió a su hijo y por el maltrato que yo había recibido de él».

¿Dónde queda la responsabilidad de Violeta como madre? 

                La novela de Isabel Allende mantiene un debate, no sé si consciente o inconsciente, un triángulo con tres esquinas y en el centro Nieves. Violeta sufre maltrato y, en cierta forma, toma tras el nacimiento de su hija una decisión casi coaccionada, por qué casi, no podemos olvidar el carácter indómito de Violeta, no le importó separarse de Fabián, tenía independencia económica y una familia que le respaldaba, ¿en el fondo esa decisión, tomada en ese momento, no fue en parte suya? ¿Qué luego con los años se arrepintiese y buscase un culpable? Sí. Pero cuál es la postura de Juan Martín, que le dice desde niño a su madre, qué le hace su padre, ¿por qué Violeta no responde? «¡Hasta cuándo lo mimas, Violeta! Lo estás criando para maricón», y con la perspectiva que da la novela, y ante la actitud de la madre ante los hijos, de verdad, de verdad ¿nos extraña ese final para la relación filial que tenía?

                Dice en un momento de la obra, «Mi hija creció consentida y egoísta», y lo dice de tal forma que parece que nada tuvo ella que ver, por lo tanto, la responsabilidad de su final, nuevamente no recae en ella, sino en Julián, el villano de nuestra historia, que lo es, no digo lo contrario, pero vuelvo a recordar, Violeta tenía posibles y ya no estaba enamorada de él.

                Así que, lo que al principio os he dicho que era una novela de sencilla interpretación, resulta que genera una reflexión, ¿tenemos algo de responsabilidad cuando nos limitamos a ser simples espectadores?

                Y he de decir algo que sorprenderá a más de un lector, pero Violeta se me presenta como una mujer fría y desligada de sus hijos que intenta remediar el error con su nieto. Abro debate.


Violeta







Gracias a Pepa locura de libros y  a mis compañeras del Club de lectura locura de libros.



Comentarios

  1. Hola, has hecho una buena reflexión de la novela, pero yo no veo que sea una mala madre ni lo vi cuando leí el libro. Las madres no son responsables de lo que hacen los hijos, muchas veces las compañías, el ambiente, etc., los llevan por malos caminos (o por buenos según se mire). En el caso de su hija fue el padre el que la arrastró al mundo de las drogas porque, efectivamente, la consintió. En el caso del hijo, lo protegió del padre, por tanto hizo su papel de madre (luego ya que se fuera a otro país y que casi no tuviera contacto con ella, fue por su vida y posicionamiento político). Ella misma piensa, no lo dice, pero se lee entre líneas, que no fue una buena madre y por eso salieron los hijos así, y de ahí que quiera estar constantemente pendiente del nieto, pero yo creo, vuelvo a repetir, que hizo lo que pudo y que luego las circunstancias de la vida llevaron a cada hijo por un lugar. Si hubiera sido una mala madre, no hubiera acudido a "rescatar" a su hija y atenderla en el embarazo.
    Esta historia me recuerda a la propia vida de Isabel Allende, ella en un momento de su vida abandonó a sus hijos y a su marido para irse con otro hombre, se arrepiente de ese hecho y lo menciona en varias ocasiones como algo que no debió haber sucedido (abandonar a sus hijos). En cierto modo, me ha recordado a su vida. Isabel es lo que tiene, que en sus libros introduce detalles de su vida, a veces es inevitable.
    Me ha gustado tu reseña y la reflexión que has hecho de la misma.
    Espero leer más reseñas, sigo tu blog.
    Un saludo

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    Respuestas
    1. Buenos días. Estoy totalmente de acuerdo que los padres no somos del todo responsables de las decisiones que tomen nuestros hijos cuando salen de casa, nosotros les hemos dotado de valores y principios y deben saber discernir lo que está bien de lo que no, y pedir ayuda cuando se equivocan o cuando no saben qué camino elegir. Pero en esta historia Isabell Allende nos pone un caso muy especial, Violeta vive con un maltratador, nos narra algunos momentos y a través de su hijo mayor escuchamos el mejor consejo que podría recibir, abandona a este hombre. Contando con esto, a lo largo de la novela no veo que Violeta proteja a sus hijos de Julián. Es cierto, como destacas, que luego acude en busca de su hija cuando está embarazada, cuando la necesita, pero el detective lo contrato Julián no Violeta, si no recuerdo mal.
      Isabell Allende siempre proyecta parte de su vida en sus obras, por eso tiene una esencia tan familiar para los asiduos a sus libros. Un saludo y mil gracias por contestar

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