Orgullo, prejuicio… y otras formas de joderte la vida de Marta González de Vega
Sinopsis
¿Qué tienen en común un taxista
llorón, una mujer dejada por wasap, un aprendiz de ladrón y una camarera
aspirante a actriz? Que a todos ellos les va a cambiar la vida. En un solo día,
y gracias a un sobre de azúcar. Si alguna vez has sentido que el destino ha
sacado la patita y ha confabulado en tu contra, prepárate porque este libro es
para ti.
La popular guionista Marta
González de Vega crea, a través del humor, esta adictiva historia que nos
libera del orgullo, los prejuicios y, en definitiva, de las distintas trampas
mentales con las que nos dedicamos a «jodernos» la vida.
Carolina ha ideado el método
definitivo para combatir la frustración. Su puesta en práctica dará lugar a una
sucesión de acontecimientos que en un solo día cambiará la vida de todos los
personajes afectados por la onda expansiva.
Un libro que con gracia e ingenio
nos enfrenta a nuestros prejuicios más arraigados, incluso a aquellos que no
identificamos como tales, y nos demuestra que liberarnos de ellos es la
solución a la mayoría de nuestras ansiedades.
Opinión
Y en las páginas de un libro de
humor encuentro una reflexión de esas que comparto con todo el que desee
escucharme, que ya les tengo saturados de hablarles de libro y quizá ni una
palabra caló en ellos.
Envidiar a alguien por una cosa aislada es trampa. Tú no
puedes decir «querría ser esa persona» solo para lo que me conviene, solo para
lo que he decidido envidiarle.
¿Cierto
o no? Envidiamos lo que tienen otros, pero solo nos cambiaríamos por ellos en
ese diminuto detalle de los muchos que forman las personas y sus vidas. Si cargásemos
con TODO lo que engloba a ese ser, la envidia no tendría cabida en
nosotros. Envidiamos los logros de Rafa Nadal, pero no sus dolores musculares y
de huesos, no sus operaciones y sus duras sesiones de recuperación y
entrenamiento. Como dice la autora, parcheamos la felicidad creando un Frankenstein.
Pero también me gustó mucho esta lectura por sus
primeras páginas, que me hicieron reír en el metro cuando venía del encuentro
con la autora. ¿Por qué la gente cree saber lo que piensan otros o lo que
sufren o lo que hacen? ¿Qué poderes adivinatorios tienen que no los usan para
la lotería o la bonoloto? Cuántas veces escucho, es que pensó, es que cree…
¿Qué crees que sabes del pensamiento de otros y sus creencias? Y esto lo resume
una frase que me dijo mi hija pequeña con gran elocuencia:
Hay personas que piensan que saben más de lo que realmente
saben y que no saben que no saben.
Más
claro imposible. Y el problema es que con esta certeza absoluta de saber lo que
el otro piensa, actuamos. Y al final, para resumir, mis pensamientos me afectan
más de lo que creo. Los pensamientos son una parcela exclusiva de sus
propietarios y lo que hacemos sobre otros son interpretaciones no certezas
absolutas.
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