Caso Clínico de Graeme Macrae Burnet

 



 

 

Sinopsis

 


 

Graeme Macrae Burnet teje un drama psicológico, trepidante y lleno de intriga. Un juego del gato y el ratón que nos atrapa irremisiblemente, y nos hace dudar entre la verdad y el engaño. Una novela «enloquecedoramente brillante» en forma de intrincado rompecabezas, que profundiza con destreza en cuestiones como la locura, la identidad, la dualidad y el fingimiento.

 

En la primavera de 2020, Graeme Macrae Burnet recibe la carta de un desconocido que lo informa de la existencia de unos cuadernos que, según él, podrían «ser la base de un libro interesante». Intrigado, Macrae se sumerge en el material, fechado en los años sesenta, y descubre la historia de una mujer que, en el Londres de la época, parece albergar sospechas de que el suicidio de su hermana fue incentivado por su psiquiatra, el famoso terapeuta A. Collins Braithwaite, «un contemporáneo de R. D. Laing y una especie de enfant terrible del movimiento de la antipsiquiatría de los años sesenta». Decidida a descubrir la verdad, la mujer asume una identidad falsa, un nuevo nombre, adopta una nueva personalidad y acude a la consulta de Braithwaite para someterse a terapia. O, mejor, a «antiterapia». Comienza así una persecución de tintes hitchcockianos, punteada de destellos de humor negro, en la que doctor y paciente, narrador y personaje, cazador y cazado, se confunden en una trama propia del noir más clásico.

 

 


Opinión

 

Lo mejor de una historia es que dudes de su veracidad, si esto sucede, el escritor consiguió mi más sincera enhorabuena, admiración. Y aquí lanzo la primera pregunta que nos tenemos que contestar, ¿realmente Graeme Macrae recibió esos cuadernos o estamos dentro del engaño que teje a nuestro alrededor?

 

«No hay razones para creer que el terapeuta esté más cuerdo que el paciente».

 

 

Situemos la novela en el momento del tiempo, Londres mediados de los años sesenta. La psiquiatría, no voy a desvelar nada que no sepamos, deshumanizaba al enfermo mental con tratamientos que rozaban la tortura, el electroshock y la lobotomía. En los años cincuenta aparecen los primeros psicofármacos, poco eficaces, pero con una larga lista de efectos secundarios adversos. En 1967 se acuña el termino antipsiquiatría, entre otros está dentro de este movimiento R.D. Laing, el enemigo de uno de nuestros protagonistas, abogan por la medicación excesiva; también decían que lo que algunos profesionales de la psiquiatría etiquetaban como enfermedades mentales, eran personalidades excéntricas, valoraciones sociales negativas y no por la presencia de patología, en el libro habla de un ejemplo, los esquizofrénicos. Y ya sabemos en el contexto en el que nos movemos, Dr. Collins Braithwaite, «el hombre más peligroso de Gran Bretaña», para descubrir la razón, lo mejor, leer esa parte de la novela escrita con narrador en tercera persona. 

                Cuál es la maestría de esta novela, porque decir cualquier cosa es revelar a otro lector más de lo que deseo, la maestría de la obra es que el lector duda en todo momento si es ficción o realidad. Lo mejor, adentrarse sin saber, ir descubriendo los diferentes giros, es lo emocionante de esta novela y ver cómo nuestro pensamiento va cambiando según avanza la novela y es cierto que al final podemos quedarnos sin saber el desenlace, aunque yo no lo creo. A lo largo de la novela nos ofrece los rasgos de dos casos clínicos, el de Rebecca Smyth y el de Collins Braithwaite, personaje real que seguro más de uno ha buscado en Google.

                A lo largo de la novela Rebecca nos ofrece una serie de frases escritas de su puño y letra realmente fascinantes, ¿mató o no a su madre? «Es imposible andar detrás de otra persona por el angosto sendero de un acantilado sin que uno se le pase por la cabeza la idea de empujarla».  ¿Por qué sabía que quien llamaba no era su hermana? «No pensé ni por un momento que fuera Veronica la que había llamado al timbre». Voy al primer párrafo, «si se demuestra que tengo razón (que ya sería raro)», ¿por qué sería raro si Collins fue acusado de un sinfín de cosas? Pero venga, vayamos un poco más allá, ¿por qué ese interés en una hermana que no significa nada? Rebeca es un ser curioso, que finge emociones, «torcí el gesto en lo que imaginé que sería una mueca de disgusto», no tiene empatía, es fría y asocial, es bastante sospechosa y poco confiable.

               Fue ella, pensaréis, pues aquí os dejo otra pregunta, ¿se compró o no el helado? ¿Qué hablaron del suicidio? Entonces ¿fue Collins?

                Lo increíble de este libro es que dudas y crees, y lo que crees no sabes si es ficción o real.




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