Píllale el punto a la coma de Bard Borch Michalsen

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Sinopsis

 

Aprende a usar los signos de puntuación y descubre cómo cambiaron la Historia

 

La invención de la imprenta fue una innovación espectacular que sacudió el mundo de arriba abajo, y los signos de puntuación desempeñaron un papel crucial en dicho proceso, ya que contribuyeron a que pudiésemos escribir y leer de manera efectiva, precisa y hermosa.

 

      Píllale el punto a la coma es un apasionante y divertido ensayo que nos ayuda a comprender cómo el punto, la coma, el signo de exclamación y de interrogación y el punto y coma formaron parte de la creación de la cultura escrita moderna europea, y la importancia que tuvieron para el desarrollo de la humanidad.

 

      Cuentan que Víctor Hugo, justo después de publicar Los miserables, envió un telegrama a su editor para saber cómo iban las ventas con un conciso «?», y que la respuesta fue un breve «!». Con los signos de puntuación, a veces sobran las palabras.

 

 

 

Opinión

 

No somos conscientes del valor de los signos de puntuación, ni de los acentos, pero si LOSQUITASEMOSPARAMUCHOSSERÍAUNALIVIOYALAVEZUNCASTIGOPODERLEERCUALQUIEERTEXTO. Así se escribía antes, en mayúsculas y sin signos de puntuación. ¿Dónde está la letra minúscula? El problema no es tanto leerlo, sino interpretarlo, porque una coma sabemos que modifica cualquier oración según la coloquemos: No espera. No, espera. Dos frases sencillas con diferente significado.

                En el año 590, el papa Gregorio I se dio cuenta de la catástrofe tan grande que esto representaba, el lector no podía tener margen de interpretación alguna, aparecieron los primeros signos.

                Los textos escritos representaban la palabra oral, pero no servían para aprender, no era una herramienta de enseñanza. Si lo pensamos tiene toda la lógica, hasta ese momento los conocimientos se trasmitían de forma oral, existía la creencia que se aprendía por los oídos y no por los ojos.

                Isidoro de Sevilla, en el año 560, defendió la lectura silenciosa, esa es otra, hasta ese instante y mucho después solo se permitía la voz alzada. Él aseguró que para retener los conocimientos no era necesario escucharlos por las orejas, pero quién le iba a creer y más cuando se pensaba que la lectura silenciosa era sospechosa y maligna, adivina que imaginaba mientras leía para sí.

                Y, para terminar, pero no es la última de las muchas curiosidades que relata esta obra, hablemos de lo que los médicos decían a este respecto. Los médicos recomendaban leer en alto para mejorar la forma física, sería como ir al gimnasio, por el contrario, leer en silencio perjudicaba la garganta y órganos internos.

 

                Una obra que me ha gustado muchísimo y como dicen mis hijos es una frikada.

 

  

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