La calle de la Montera de Gonzalo Arjona
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Sinopsis
Dice la leyenda que allá por los
años antiguos en los que reinaba Felipe III, en una calle de Madrid vivió una
charra, viuda joven y muy bella que tenía distraídos los corazones de cuantos
se acercaban a su calle para verla. Dicen, que los hombres se apostaban bajo su
balcón cuando salía a regar las flores, para mirarla. Y que estos hombres se
disputaban las hojas secas que caían a la calle, con tal fiereza, que hubo
muertos a su puerta. Dicen, que grandes del reino hicieron que se marchara y
dicen, que al marcharse maldijo aquella calle diciendo que siempre a esa calle
irían los hombres a buscar a las mujeres bellas. Pero es una leyenda. Esta es
la historia de Isabel, viuda que se marchó de Salamanca huyendo de su belleza y
en Madrid su hermosura fue su cárcel; es la historia de Blas, un viejo pícaro y
borrachín que vende cuentos por los mesones; de Rodrigo, hijo bastardo de un
hombre tan poderoso como el rey al que manejaba. También es la historia de una
carta perdida y de una traición. En la villa y corte de Madrid, «Donde todo se
compra y todo se vende, desde el amor hasta la muerte». También es la historia
de una calle, a la que el pueblo de Madrid le puso por nombre «calle de La
Montera».
Opinión
Me gustó muchísimo, estuve
enganchada a esta leyendo y creo que no se me olvidará el origen del nombre de
la calle, y alguno de sus párrafos.
«La vida de la corte no es fácil, sino estás marcado por
unos, estás en la lista negra de otros».
Y tengo muchas más frases de las que se puede
sacar buenas reflexiones, porque Blas es un hombre con experiencia de cruces de
caminos y desenlaces dramáticos, lo único que no me quedó claro, igual que a
él, es quién y por qué lo retuvo durante tanto tiempo en inhumanas condiciones.
«Son los poderosos los que rigen nuestra vida».
Y
esta frase deberíamos enmarcarla para que no nos creamos que somos libres, que
nos manipulan para que nuestras decisiones las sintamos como propias.
«Y como el pueblo de España es tan dado a las envidias y
a las malas artes, y hacen de una mentira una verdad de tanto repetirla, los
rumores de Isabel…, malogrando la paz de aquella casa y apresando…».
La voz de Blas, que le preguntaré si tengo la
oportunidad, cuánto del autor hay en el personaje, me recuerda a mi
padre, esa calma en las decisiones queda los años de ver y oír. Me reí recordándole
cuando me enviaba a Vitigudino, que nunca busqué y descubro que existe, fijo en
mi plan de viajes este pueblo para visitar. Es una lectura interesante por la
leyenda que cuenta, el nacimiento y el origen de una calle de Madrid, y
descubrir que el mundo evoluciona muy poquito escuchando a Blas.
Recomendación
de Pepa Locura de Libros.
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