Las brujas y el Inquisidor de Elvira Roca Barea
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Sinopsis
La apasionante novela que rompe
con los estereotipos de la Inquisición y la brujería, de Elvira Roca Barea, con
más de 200.000 ejemplares vendidos de sus obras.
En 1609 varias personas
son acusadas de brujería en la aldea navarra de Zugarramurdi.
Lo que parecía un episodio puntual, sin importancia, va adquiriendo una
virulencia inusitada. En estas circunstancias el inquisidor general
Bernardo de Sandoval envía a Alonso de Salazar y Frías a Logroño, sede del
Santo Oficio.
No se trata tan solo de hechicerías,
mal de ojo, vuelos nocturnos o tratos carnales con Lucifer: los hay que
confiesan atroces asesinatos y la utilización sistemática de niños como
acólitos del Gran Cabrón. Pero ¿por qué esta epidemia ahora con epicentro
en una aldea cerca de la frontera francesa? ¿Es la brujería un espejo que
refleja conflictos e intereses variados, muchos de los cuales no tienen nada
que ver con el diablo?
Opinión
#LasbrujasyelInquisidor
#ElviraRocaBarea
«Qué inmenso desierto es el desengaño que media entre la
ida y la vuelta»
Elvira Roca Barea es licenciada
en Filología Clásica y Filología Hispánica, y doctora en Literatura Medieval,
nunca empiezo por la biografía del autor, es más, nunca la menciono porque solo
me fijo en la obra, pero me pareció tan maravillosamente escrita, tan fluida,
entretenida, que me resulta admirable porque una siempre piensa que alguien que
escribe el ensayo histórico más exitoso, Imperiofobia y leyenda negra, sería
más densa, pero no, es concisa y directa.
Y
me encanta nuestro protagonista, un personaje real olvidado porque no cuadra
con esa leyenda negra que escribieron otros sobre la Inquisición en España: «don
Alfonso no era hombre que se dejase arrastrar con facilidad por las opiniones ajenas
y que, antes de formar criterio, estudiaba e investigaba de manera exhaustiva».
Elvira Roca investiga y desvela la realidad de que asoló Zugarramurdi en el año
1609, una aldea navarra donde cientos de personas fueron acusadas de brujería
injustamente. «Cualquiera al que se le estropea el queso o se le muere el cerdo
está dispuesto a creer que tiene una bruja oculta en la chimenea que le hace
conjuros y mal de ojo». Y dentro de toda esta locura desatada, un hombre
decidió no ceder un palmo, comprobó cada declaración y contrastó datos, estaba
en juego mucho más de lo que a simple vista puede parecer. Acusar al vecino sin
pruebas, era abrir la veda a resentimientos y envidias enquistadas, heredadas,
a vengarse porque es fácil y se encargan otros de ejecutar. A dar libertad al
fanatismo. Fue un héroe de la época al que debemos recuperar del olvido y recordar
que la justicia y la política se puede ejercer de otra forma.
El
otro gran protagonista de esta historia, el villano, el juez Pierre de Lance
que cambió su apellido del vasco al francés para tener más presencia, los españoles
siempre tirando piedras contra nuestro tejado, creyendo que lo de fuera es infinitamente
mejor. Pierre de Lance, cazador de brujas, gran entendido de las señales del
demonio, «la vida de Pierre de Lance giraba en torno a la persecución de la
brujería, una forma de herejía como cualquier otra».
Con
su lectura descubriremos cientos de curiosidades, como recibir a los invitados
en el lecho o por qué preferían los acusados ir al Santo Oficio antes que al
civil, no deis por sabido nada, leed a Elvira Roca.
Muy recomendable esta lectura y
el descubrimiento de todos los entresijos que se perdieron entre archivos y
bibliotecas polvorientas. Gracias Pepa Locura de Libros por la recomendación.
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