Alcaravea de Irene Reyes-Noguerol

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#Alcaravea

#IreneReyesNoguerol

Edita #PáginasdeEspuma

 

 

Sinopsis

 

La alcaravea es una planta silvestre de flores pequeñas. Sus semillas tienen distintos usos que podrían replicar los cuentos de este libro:

Medicinal: en infusión, esta especia calma los cólicos infantiles (muchos son los niños que lloran aquí, a pesar de las nanas), pero, además, su uso tópico sirve para limpiar y cicatrizar heridas, sean las de madres derrotadas por la vida, las de un visir enamorado o las de un hermanastro tímido.

Culinario: un sabor, amargo y dulce a la vez, condimenta la mayoría de los relatos. En ellos, hay desolación y hasta horror en ocasiones, pero siempre se asoma la luz de la ternura que salva.

Relajante: su aroma, usado en aceites y lociones, tiene una cualidad tranquilizante que los protagonistas habrían agradecido.

Si aún les interesa conocer otras propiedades de Alcaravea, entren en sus páginas y descubran sus beneficios.

 

 


Impresiones



«Porque ha vivido ya lo suficiente para que morir sea posible»

 

La autora comienza con unos versos de León Felipe, Llamadme publicano, mis preferidos, permitidme:

 

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan solo lo que he visto.

Y he visto:

que la cuna del hombre la mecen los cuentos,

que los gritos de angustia del hombre

los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre…

ha inventado todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,

Pero me han dormido con todos los cuentos…

Y sé todos los cuentos.

 

El ser humano teme la oscuridad, desde que existe, la oscuridad se ha convertido en un enemigo a batir. En aquel ensayo que os traje hace meses, Oda a la oscuridad de Sigri Sandberg, se revelaba la oscuridad como el eje de toda nuestra evolución, pero ¿tememos a la oscuridad o proyectamos en ella lo que tememos?

                «Esta pena mala, honda, negra, esta noche cerrada, este luto en los huesos, en la sangre que se pone en pie y alza los ojos al cielo. Los hijos no. A los hijos no se les toca»

                Así de bonito escribe Irene Reyes-Noguerol, leyendo sus cuentos sobre los fantasmas que asaltan nuestro sueño, nuestras noches, nuestros miedos, pienso, tendrá una larga carrera literaria. Tiene un estilo maravilloso que invita a la reflexión, «… no se cuestiona a quien ha pasado hambre, a quien se le ve el ansia al engullir el guiso», que te arrastra a las emociones que sacuden y desgarran, a la oscuridad interior del dolor y la culpa más profundo, «Asesinar a un hombre es amarrarlo para siempre a la memoria».

                Pero hay mucho más, personajes históricos que toman relevancia dentro de su cuento como Lope de Vega, «… los que estamos de este lado, de esta parte que llamamos de la luz o la cordura», la locura como oscuridad.

 

                Una recomendación que os dejo y no descartéis. Muy recomendable.

 

«Me encerraste en los versos más hermosos de la tierra. Me crecieron alas. Ya también yo pude hablar la voz de los poemas. Contigo, uno. Compañero»

 

Autora

 

 

Irene Reyes-Noguerol nació en Sevilla en noviembre de 1997. Graduada en Filología Hispánica con Premio Extraordinario y Máster en Educación Secundaria por la Universidad de Sevilla. Ha realizado un Taller de Escritura Creativa con la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

Seleccionada por la revista Granta como una de los veinticinco mejores narradores jóvenes en español. Sus relatos han obtenido numerosos premios literarios y han sido incluidos en varias antologías. Es autora de los libros de cuentos Caleidoscopios (2016) y De Homero y otros dioses (2018).

 

Seleccionada por la revista Granta como una de los veinticinco mejores narradores jóvenes en español.

 

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