Extraños viajes de Maud Cairnes
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#Extrañosviajes
#MaudCairnes
Traducción #DanieldelaRubiaOrtí
Edita #Alba
Sinopsis
Polly Wilkinson es un ama de casa
que vive en una zona suburbial de Londres con su marido, un oficinista, y sus
dos hijos pequeños, un niño y una niña. No está descontenta con su vida, pero
el cine (sobre todo el actor Ronald Colman) y las novelas románticas la tienen
bastante cautivada. Un día, desde la verja de su pequeño jardín, ve pasar a una
dama en un Rolls-Royce y siente el repentino «deseo de estar en su lugar». Poco
después, después de un pequeño mareo, se encuentra en un amplio y lujoso salón
que no es el suyo y dentro de un cuerpo refinadamente vestido que tampoco es el
suyo, sino el de lady Elizabeth Forrester, una dama de la alta sociedad casada
con un comandante retirado que probablemente le es infiel. Proyectada a un
mundo totalmente desconocido (cenas con caviar, grandiosas casas de campo con
innumerables sirvientes, partidas de caza, compañías muy encumbradas y a veces
muy frívolas), causa equívocos constantes de los que no siempre sale airosa.
Pero lo más extraordinario de todo es que, cuando consigue regresar a su vida
de siempre, se da cuenta de que, en el tiempo en que ha estado «ausente», lady
Elizabeth ha ocupado su lugar y se ha encargado de su casa, su marido y sus
hijos. Los intercambios entre una y otra se van repitiendo sin que ninguna de
las dos sepa cómo evitarlos y, por supuesto, afectarán notablemente a la vida y
el entorno de ambas. Extraños viajes (1935) de Maud Cairnes, ligera,
amable y sin la menor animosidad, es una comedia social sobre lo que une y
desune a dos mujeres que nunca habrían tenido una relación en circunstancias
normales y sobre lo que cada una puede aprender de la otra.
Impresión
Esta novela no es la historia de
amor de Tom y Polly Wilkinson, sino el testimonio de una experiencia extraordinario
que Mary, conocida como Polly, narra en primera persona y nos soltará alguna
risa, sonrisa e incluso incomodará, porque la autora, entre broma y broma, pone
el dedo sobre la condición de la mujer, pero sobre todo en una idea, como esta
se autoengaña para seguir llevando su existencia.
«Trabajaba mucho, así que estaba
cansado, y huelga decir que el cansancio lo vuelve a uno más irritable, sobre
todo a los hombres, creo yo»
Polly ha entregado su vida al
cuidado de su familia, de su casa, sí, es una simple ama de casa, un trabajo
sin reconocimiento que la convierte en invisible. No se valora ese trabajo,
cómo va a estar cansada si está todo el día en casa, ¡claro! La comida, la
limpieza, la compra, los niños…, que estén cubiertas las necesidades de una
familia se hace solo, más de uno piensa eso. Ni remuneración ni reconocimiento.
Cuántas veces he escuchado, «Soy yo el que trae el dinero a casa, ella no
conoce la presión del trabajo». Ni vacaciones ni fines de semana. «… pensé
en algo que lo compensara por perderse el partido», como buena esposa, no
desea que su marido se frustre por algo ajeno a ella, pero debe compensarlo
para evitar males mayores, otro niño en casa. Así nos describe su vida, normal
que estuviese cansada, normal que desease escapar durante unas horas y normal
que lo pidiese con tanta fuerza, y… que le fuese concedido, «Lo único que
quería era escapar».
«Hay tantas cosas tristes en la
vida que uno tiene la obligación de sonreír siempre que pueda… No hay necesidad
de llevar un corazón herido en la solapa»
A
lo largo de la novela hay varias escenas, no os digo cuales, donde nuestras
protagonistas se autoengañan para seguir avanzando, lo hacen ambas, los seres
humanos nos autoconvencerse tanto para lo bueno como para lo malo. El
autoengaño, que nada tiene que ver con la mentira, ojito, ninguna de las dos
mujeres es consciente de que no está del todo bien, se convencen de que es así
como quieren estar, esa es su vida y son felices, ¿quién es feliz sabiendo que
es una simple esclava? No se dan cuenta del autoengaño, porque nadie es consciente
de que lo sufre hasta que pasa algo, en su caso, los viajes extraños. Pero
estos viajes abrirán los ojos a Polly y se hará la pregunta clave, ¿quién es ella?
Esta pregunta se repite a lo largo de la novela de diferentes formas,
reflexiona sobre ella, pero también sobre la otra mujer, lo que la permite
conocerse mejor en ella. Un proceso lento que veremos a lo largo de la novela y tendrá
un efecto positivo, será una lectura muy interesante y la conclusión de la pág
200-201 a leer despacio. Y la clave es:
«La vida se vuelve muy
complicada cuando no puedes explicarle las cosas a la gente a la que más quieres»
Si Polly no
puede decir a su marido que ella no está ahí para compensarle las frustraciones
de la vida, que ella también tiene una vida que disfrutar, en qué se convierte.
Hay que ver más allá de la comedia social que la autora crea, hay que leer
entre líneas.
No conocía a
la autora, Alba es una editorial que siempre me sorprende y muy de mi gusto
lector. Maud Cairnes es combina magistralmente la historia con
las reflexiones que aborda. Una crítica a los roles de género tradicionales, a
las expectativas que se imponen a las mujeres. El autoengaño como herramienta
para sobrevivir, Polly y Lady Elizabeth están convencidas de que son felices, los
lectores descubrimos que no, lo único que hacen es parchear su existencia. Otro
tema que trata es la búsqueda de la identidad, Polly ya no es aquella mujer que
fue antes de casarse, ni los meses sucesivos antes de ser madre, ahí llegó el
punto de inflexión y se desdibujó su silueta convirtiéndose en un ser complaciente
para cubrir las necesidades del resto. Es triste, pero esta novela escrita en
1935, recrea la vida de muchas amas de casa, una novela de rabiosa actualidad.
¡Feliz lectura!
Autora
Maud Kathleen Cairnes Plantagenet
Hastings, Maud Cairnes, nació en 1935, hija del decimoquinto conde de
Huntingdon. En 1916 se casó con William Montagu Curzon-Herrick, hijo de un
político conservador, y vivieron en la mansión que este había heredado, Beaumanor
Hall, en Leicestershire, y que en 1939 fue requisada por el ministerio de
Guerra para establecer allí un centro de escuchas secretas. Publicó únicamente
dos novelas, Extraños viajes (1935), que fue acogida con muy buenas
críticas (Cyril Connolly la calificó de «historia original y encantadora»),
y The Disappearing Duchess (1939). Escribió otra, A Story for
the Train, que nunca fue publicada. Murió en 1965.
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