James Joyce, cartas de 1920-1941
Hi
Edición y traducción de
#DiegoGarrido
Tan sugestiva, turbulenta y
compleja como su obra literaria, la vida de James Joyce ha sido durante décadas
objeto de estudio –por las conexiones que tiene con títulos como Dublineses o Ulises–,
pero también el centro de una poderosa fascinación por un personaje genial. Y
su correspondencia es, sin lugar a dudas, la mayor fuente de detalles, secretos
y sorpresas, y una de las mejores formas de construir su biografía a partir de
una escritura que nació para no ser compartida.
Esta edición en dos volúmenes
–preparada y traducida por Diego Garrido– es la más completa hasta la fecha en
cualquier idioma. Este segundo volumen, que recorre la correspondencia entre
1920 y 1941, cubre los años del reconocimiento tan anhelado, la fama, el éxito,
la adulación infinita; pero también los de la soledad íntima, el abatimiento,
la incomprensión, y, sobre todo, la enfermedad creciente e irreversible de su
hija. Un retrato apasionante que conjuga la biografía con el recorrido de la
publicación de Ulises y la crónica de la escritura de Finnegans
Wake.
Pero igual de apasionante es el
libro que cierra este volumen, Joyce en los ojos de sus amigos, donde
Diego Garrido ha recopilado los mejores (aunque no siempre del todo agradables)
retratos escritos por aquellos de sus contemporáneos que lo conocieron,
trataron o sufrieron: sus amigos. Y sus enemigos.
Estas lecturas me fascinan, las
voy leyendo poco a poco y sacando una visión más completa del autor y la obra.
Me encantan. He leído las 120 primeras páginas, os iré trayendo un pequeño bocado
de tan profunda lectura, ligeras pinceladas porque no os quiero privar de su
lectura. Si os gusta contextualizar mejor el conjunto de obra y autor, no os
perdáis esta obra, al lío.
¿Cómo
era James Joyce? De las primeras cartas saqué en claro que la idea de que su
mujer era analfabeta fue sembrada por él y algunos comentarios, pero ¿era su
humor? Mirad lo que pone de su hijo, «… a pesar de mi terror a las tormentas
eléctricas y lo mucho que detesto viajar, fui para allá inmediatamente y llevé
a mi hijo como pararrayos», no era un mal padre, que tenía sus cosas, sí,
que bebía más de la cuenta, también, pero amaba a sus hijos. A lo largo de sus
cartas su única preocupación en cómo va a mantenerles. Suplica que le paguen,
dice, «¡Qué tiempos estos! Con un alquiler a cuestas que me mantiene permanentemente
enfebrecido… hipotecando mis ingresos por adelantado». Creo que tenía un
humor muy peculiar, también hay que comprender que son cartas íntimas, yo
siempre digo, voy a vender a mis hijos, pero quien me conoce sabe cómo soy. Además,
sus amigos le querían, «… por el amor de Cristo, consígnale, una cama para
que su demasiado largo hijo duerma…».
No
solo se descubre su personalidad y su eterna preocupación, también el arduo
trabajo de escritor y de publicar, ahora nos parece complicado, pero leyendo
sus cartas te das cuenta que hoy es más que sencillo publicar y divulgar una
novela. Escribía a mano, de una forma caótica, dice en un momento, «Pero cuidado
con romper la goma porque entonces todos los papeles caerán en las oscuras
garras del caos», ¿por qué no paginaba? Ulises su obra maestra, fue
un gran quebradero de cabeza, desde escribirla, encontrar tiempo para ello,
tener la cabeza despejada de facturas y pequeñas publicaciones para subsistir; que
surgiera la inspiración que nacía de la lectura de sus libros, que se perdieron;
mecanografiarla, volveré sobre esto; enviar muestras a editores de varios
medios dietarios, conseguir que se la publiquen… y anticipen el pago… ¡Tremendo!
Traducir
la obra y mecanografiarla, una odisea, sobre mecanografiarla, las cuatro
primero mecanógrafas, se negaron, la quinta empezó, pero su padre enfermó y
ella lo dejo, buscando a una sexta, librera de profesión, al final, el trabajo
no era de su agrado, «El episodio de Circe mecanografiado por
distintas personas con diferentes máquinas y todos los colores y tipos de papel
que ofrece hoy este Mundo, es una cosa espantosa de ver y de leer ya no
digamos», sigo pensando que tiene un humor muy peculiar que no me
disgustaría. Si encontrar mecanógrafa le resulto complejo, no cuento nada de
traductora, ahí os dejo leyendo.
Quiero
acabar con una frase que me hizo reír, «No he vuelto a saber nada en general
de los muchos afortunados mortales que han tenido la suerte de conocerme aquí»,
puede parecer, pero ya os digo que leyendo cada carta te das cuenta que no, es
un humor fino y agudo.
Seguiré, porque las cartas revelan
una parte del autor que queda ausente de su obra y la enriquece sobre manera,
cuando vuelva a leer Ulises tendrá más profundidad, también complejidad,
el autor dice, «… solo habrá dos nuevos episodios y ambos razonablemente
cortos—¡¡y ninguna secuela!!». Fue un hombre complejo, como todos, tenemos
muchas capas, era familiar preocupado por su hija Lucía, en otra ocasión
hablaré de ella y su mujer Nora, muy de sus amigos y con un humor peculiar. Las
cartas son el testimonio de un hombre que luchó por un sueño, publicar su
novela, que le quemaron páginas y rompió lazos, tuvo que reescribir, no había
PDF, ni registro en la propiedad, ni varias copias, solo una, terrorífico, ¿sí
o no? También se conocerá el entorno literario en el que se movió, ¿qué pensaba
de Marcel Proust? Esta obra es una gran aportación, más que recomendable. ¿Qué
opinaban los demás del autor? ¿En qué contexto se movía y cómo influencia en su
obra?
¡Feliz lectura!
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