Vidas arrebatadas: Los huérfanos de ETA de Pepa Bueno
Título Vidas
arrebatadas: Los huérfanos de ETA
Autor Pepa Bueno
Editorial Planeta
Sinopsis
La tragedia de un día. El drama de dos
vidas. Dos niños inocentes sin el calor de una familia y sin la protección
de las instituciones.
El 11 de diciembre de 1987 José
Mari tenía trece años y Víctor, once. Residían con su familia en la casa
cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Poco después de las seis de la mañana
el edificio voló en pedazos. Solo una pared quedó en pie. En ella se apoyaban
las camas de los dos niños, que, tras la explosión, despertaron para
encontrarse sobre un abismo de escombros. Aún no sabían que su madre, su padre
y su hermana de siete años acababan de morir.
Con la serenidad del buen
periodismo y emoción contenida, Pepa Bueno narra la historia de los dos
hermanos, hoy jóvenes retirados que todavía luchan con sus fantasmas: «Cuando
los focos se apagan, a las familias de las víctimas les toca seguir tirando,
repartiendo de nuevo las cartas de la vida».
Opinión
«Los niños son los grandes desentendidos de los atentados
de la banda terrorista ETA». Manuel Jabois.
Esta es la historia real de dos
hermanos, José Mari y Víctor, que se quedaron huérfanos tras el atentado de ETA
en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza el año 1987. Tenían 13 y 11
años. Sus camas suspendidas casi en el aire, su habitación sin pared ni techo, la lluvia mojando sus rostros y el olor a amonal impregnando sus recuerdos, en sus retinas la imagen de un niño que corría por encima de los escombros llamando a su madre, era Emilio.
«Nunca he querido detenerme en los detalles». Víctor.
Crecieron sumidos en el silencio,
enterrando aquel momento es lo más profundo de ellos. Este libro cuenta la
trayectoria de dos niños que una noche lo perdieron todo, padres, hermana,
casa, amigos, compañeros, familiares, juguetes..., identidad, que se los consideró víctimas «no graves» y hasta el año 2019 no se les reconoció que lo sucedido
desde ese momento hasta el presenta fue causa de su estrés postraumático.
«Crecí sin hablar nada de esto».
Para ellos hablar con Pepa Bueno
sobre lo sucedido aquella noche y los días y las noches sucesivas, ha sido una
terapia. «Qué bueno es hablar de esto» le dijo Víctor.
He llorado, y
mucho, porque me parece impensable que nadie se fijase en estas dos criaturas,
que su familia dejara a José Mari y Víctor a la puerta del orfanato, que
creyesen que por ser niños se recuperarían bien y con rapidez. Impensable. Qué
nadie les preguntase, que nadie les diera la respuesta más obvia y aterradora
de dónde estaban sus padres y su hermana, Silvia de 7 años. Ellos no querían
hablar, encerrados en su mutismo, en su silencio, los fines de semana ocultos
en el baño.
«Las víctimas de atentado terrorista, además de perder
cosas objetivas, pierden otras subjetivas, como la seguridad y la confianza en
la gente, dice Natalia Moreno psiquiatra de José Mari, a partir de ahí, huyen
de lo que les recuerda o les sitúa en el momento de la perdida. Y huyen con
cualquier cosa: alcohol, el silencio o la distancia de los demás».
Si no hablamos de ello, no existe
y duele menos, falso, cuando las emociones se enquistan, cuando la herida no
sana el dolor no desaparece, el pensamiento no cicatriza.
«En el orfanato separaron a los hermanos, un nuevo
desgarro, una nueva perdida».
Me ha
emocionado tanto que la recomiendo, no solo porque es parte de nuestra Historia
silenciada, sino porque Pepa Bueno nos acerca la historia de José Mari y
Víctor, víctimas de ETA, todos comparten el mismo dolor, pero ellos eran niños
desamparados, y sinceramente, pensé que las instituciones velaban más por ellos
y he comprobado que instrumentalizaban el dolor de las víctimas para sus causas
políticas.
«La ira te hace fuerte, te
ayuda a seguir. La tristeza te hace pequeño».
Tenía pensado
destacar alguna frase del epílogo de la obra, pero no, deseo que lo leas y
llegues a esa última reflexión que nos ofrece Pepa Bueno.
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