Homo irrealis de André Aciman
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Sinopsis
¿Cuánto de nosotros se borra con el paso del tiempo? ¿Cuánto se queda en
los lugares amados? ¿Puede uno regresar a un lugar que nunca existió más allá
de su mente? En Homo irrealis, Andre Aciman nos invita a acompañarlo al
territorio de sus recuerdos en un viaje por lugares queridos como Alejandría,
Roma, París, San Petersburgo o Nueva York, habitados por las presencias
fantasmales de artistas y escritores amados. De la mano de Proust, Freud,
Cavafis, Pessoa, Rohmer, Sebald y muchos más, el autor explora el tiempo
irrealis: el del hombre que podría haber sido y no fue, todo lo que podría
haber pasado y no pasó, pero que aún podría pasar y está en un limbo entre la
fantasía y la realidad. Unas memorias en forma de ensayos en las que el autor
de Lejos de Egipto y de Llámame por tu nombre revisita el pasado y el presente,
el anhelo y el deseo, en un intento de comprender la veta nostálgica que se
cierne sobre su persona y sobre casi toda su obra.
Opinión
¿Qué se esconde en la veta nostálgica que se cierne sobre
casi todo lo que ha escrito?
Cualquier expresión artística considero
que es una ventana abierta a la psiquis, sentimientos, emociones o recuerdos que
conforman lo que somos. Por eso me gustan tanto estas lecturas que recogen lo
más íntimo, lo que una película o un libro les hizo sentir, y cuando una
lectura es como esta, a su vez tú, con tus experiencias, sentimientos y emociones
intentas interpretar al autor a la par que ahondas en ti misma. Coincido en lo
dicho por el escritor en una entrevista, la buena escritura acerca al lector a
sí mismo.
«… la ambigüedad en el arte no es más que una invitación
a pensar, a arriesgar, a intuir lo que tal vea esté también en nosotros»
A través de la lectura se encuentra el apoyo que
fuera no te atreves a buscar, sin darnos cuenta, esos personajes de papel nos
ayudan a enforcar los problemas y encontrar incluso solución, poner nombre a
emociones o normalizar situaciones. El autor asegura que nadie vive en el
presente, que constantemente intenta interpretar su pasado con los datos que
tiene ahora.
Esta
obra trata sobre la vida y sus experiencias, sobre nosotros, nos sentiremos
identificados «… al pasado, pero no al que sucedió, al que vivió una vez,
sino al que ha acunado y querido y tejido con la mente…». Modificamos
nuestro pasado, limamos las aristas hasta embellecerlo, lo hacemos inconscientemente,
nuestro cerebro sabe cómo hacerlo, ¿qué no?, un ejemplo, ¿recordáis vuestro parto?
El mío fue horrible, veinticuatro horas que hoy están borradas, recuerdo que
fue malo, recuerdo las horas, los pinchazos, pero no reproduzco el dolor,
investigad. Me rompí la clavícula y se me salió el hueso, se me encoge el
estómago de recordarlo y os garantizo que no fue ni la mitad. Limamos
asperezas, el cerebro lo hace, modifica cosas para que no nos quedemos
anclados, para seguir avanzando.
«Estar en Roma es en parte imaginar y en parte recordar»
Entiendo a Freud mejor de lo que
uno puede imaginar. Todos tenemos miedo a desarrollar un sueño, mientras este
está en la mente es posible alcanzarlo, pero nos conocemos, sabemos que la
decepción es difícil de tolerar, sí podría despertar dicha y felicidad, pero
perder su idealización y dejarnos vacíos. Roma es una ciudad bellísima, donde
el concepto de TIEMPO es palpable, donde el pasado y el presente y hasta el
futuro se mezclan. «Nada muere en Roma». Compro la descripción de Freud sobre
Roma.
«Y la suerte nunca dura, igual que la biblioteca que se incendió
varias veces; como Hispatia, que murió de mil puñaladas»
¿Hablamos de las vidas
malgastadas? Yo sobre este pensamiento me reservo para la otra vida. Me encanta
la reflexión del «casi». Leer a André Aciman es no dejar un hueco de te sin
sacudir, es reflexionar sobre el ahora, sobre el pasado, sobre la muerte y la
vida malgastada y valorar el futuro.
Muy recomendable para los que disfruten con la novela intimista.
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