Miedo de Stefan Zweig

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#Miedo

#StefanZweig

Traducción #ClaudiaTodaCastán

Ilustración #PaulBlow

Edita #Alma

 

Sinopsis

 

Irene Wagner lleva una vida tranquila y acomodada. Feliz esposa de un acaudalado abogado y madre de dos hijos, en una velada ocasional conoce a un pianista de renombre y se convierte en su amante más por aburrimiento que por deseo. El terror de que su marido descubra su aventura y que su felicidad doméstica se derrumbe convierte la plácida existencia de Irene en un tormento insoportable.

Zweig explora de nuevo los entresijos del alma humana en este relato fascinante que atrapa al lector en el torbellino de emociones de la protagonista desde la primera página hasta la última.

 

Impresiones

 

«Sus pensamientos desandaban continuamente el camino recorrido»

 

FASCINANATE como todo lo que leo de este autor, cómo pude dejarle tantos años olvidado, tengo que releer la obra que tenía en mi casa, una joya que mi padre guardaba como oro en paño.

                Miedo es la angustia de Irene Wagner, miedo a que pase algo, miedo a algo futuro, que la afecta en su razonamiento, en su comportamiento y en sus sentimientos, si se hubiese parado a pensar, si hubiese preguntado, escuchado…, ¿cuánto hubiese cambiado la historia? Pero cuando el miedo nos invade, nos paraliza, nos domina.

                Irene Wagner es una bella mujer con una vida resuelta y acomodada, casada con un abogado y madre de dos hijos. La historia comienza con ella bajando las escaleras de la casa de su amante, ahí nos mete de lleno el autor en la cabeza de la protagonista «Los últimos minutos en compañía de su amante estaban envenenadas…». Se siente culpable por su adulterio, está traicionando a un hombre bueno, un hombre que la ama. Un día una mujer la aborda en esa escalera y le dice que es la novia del amante, o la paga o se lo dice a su marido. Su apacible mundo burgués se tambalea.

                ¿Por qué sigue con esa tortura? Ella misma nos cuenta en un punto, «… volvía con él de manera recurrente, sin experimentar alegría ni decepción… Incorporó un elemento más a su relación», un amante como un elemento más a esa vida rutinaria, Ay, Irene, qué inmadurez y aburrimiento te calzas.

                Irene no apreciaba su vida acomodada hasta que peligra, entonces, solo en ese momento, calculó el riesgo de tener un amante, al que no quiere. Si hubiera hablado, no digo confesado, ¿qué hubiese sucedido? Hubiese recuperado las riendas de su vida. Cuando se calla, la situación no mejora, su salud se va deteriorando. «El miedo es peor que el castigo». Irene desea despertar una mañana y que todo se solucione, mientras quiere vivir anestesiada, yo también quiero eso, y todos, acostarnos y que unos duendes arreglen nuestros desaguisados. No querida Irene, la vida solo depende de ti, ojalá se solucionase sola, y eso que a ti señales te han enviado, pero preferiste optar por el camino fácil, soy víctima de una mujer indeseable, no, no te confundas, dejaste que te hiciera. ¿Qué hubiese sucedido si en lugar de salir corriendo, sube de nuevo la escalera y enfrenta al amante con la novia? ¿Cuál es el problema? Que ella se sentía culpable. Sinceridad.

                No sigo porque el relato es fascinante.

 


 

Autor

 

28 de noviembre de 1881, Viena - 23 de febrero de 1942, Petrópolis

Stefan Zweig es uno de los autores más leídos de la primera mitad del S. XX **y **una figura fundamental para comprender el devenir de la Europa de entreguerras. Su obra, que pasa por la novela, el relato, el ensayo, la biografía y la poesía, se caracteriza por la delicadeza en la descripción de los sentimientos y por su firme espíritu europeísta frente a la llegada de los fascismos y el estalinismo.

Tanto su vida como su obra estuvieron fuertemente marcadas por su exilio: en 1936, en medio de la etapa más oscura de Europa, Zweig huyó primero a Londres y después a Nueva York para establecerse finalmente en Petrópolis, Brasil.  Frente a los avances del nazismo en lugares como Asia y Oriente Próximo, el autor consideró que Europa estaba al borde de su final e, incapaz de aceptar la destrucción del continente que había conocido, se quitó la vida en 1942.
Hoy en día, recordamos a Stefan Zweig por ser un testigo y cronista excepcional del derrumbe del orden social y político de la Europa de su época.

 

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